No fue fácil dar con la Sala de Exposiciones del Campus
Universitario de Ceuta, pero cuando la hallé me gustó. En un
lateral del despejado patio trasero del antiguo Cuartel del
Teniente Ruiz han habilitado una luminosa y coqueta Sala de
Exposiciones en la que las obras de Sara Blanco lucen con un
brillo especial.
La transparencia de los cristales del espacio expositivo es
comparable al mensaje que encierra la colección de arte
eterno de la autora. Sara Blanco es una joven artista
aragonesa, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de
Granada. Su formación académica ha sido completada y
ampliada con becas postdoctorales que la han llevado a
Grecia, México y Alemania, entre otros países del mundo. En
la actualidad todos sus conocimientos y experiencias las
está volcando en su tesis doctoral sobre la presencia de lo
sagrado en el arte contemporáneo. Pero no es sólo
pensamiento lo que aporta Sara Blanco, sino también
imaginación, diseño, poesía y arte. Ambas facetas,
-profundo, íntimo y eterno pensamiento, y audaz expresión
artística-, se combinan y toman forma en las obras que se
exponen en la Sala de Exposiciones del Campus Universitario
de Ceuta, de 10:00 h a 13:00 h, hasta el próximo viernes día
30.
Es una experiencia que no se pueden perder. No todos los
días tenemos la oportunidad de contactar con un artista y
una obra que nos conecte con nuestro yo cósmico, con nuestra
espiritualidad y aporte el necesario soporte a nuestra vida.
Necesitamos artistas como Sara Blanco para recordarnos que
no sólo somos materia perecedera, sino seres espirituales
dotados de una capacidad innata de trascendencia que muchas
personas no llegan a desarrollar. Tanto el místico como el
artista, como nos recordaba Joseph Campbell, tratan de hacer
aflorar a la conciencia las verdades más íntimas, profundas
y eternas, como nos dice Sara Blanco en el título de su
exposición.
Sara Blanco nos propone reflexionar sobre estas verdades
íntimas y eternas y lo hace a través de una cuidada y
variada muestra artística que incluye vídeo, dibujos,
fotografías y arte plástico. No todos estamos dotados de
esta sensibilidad y maestría para dotar de materialidad
ideas tan íntimas y eternas, y hacerlo dando muestra de un
perfecto dominio de todas las técnicas que hoy día tienen a
su alcance los artistas. Es una maestría que no busca el
exhibicionismo, sino la dulzura. Que no buscan impresionar,
sino abrirnos de manera plácida y elegante una puerta al Ser
eterno. Este Ser ella lo encuentra en las palabras de Jesús
contenidas en el Evangelio de San Juan; y en los símbolos
que se repiten en muchos pasajes evangélicos como la luz, la
vid, el pan y el camino. Son objetos cotidianos que sirven
de perfecta metáfora para explicarnos una serie de “ideas
elementales”, como las llamó Bastian; o de “arquetipos del
inconsciente colectivo” según los denominó Carl Jung.
La naturaleza del arte (como un microcosmo), en palabras de
Joseph Campbell, así como la del universo (el macrocosmo)
“son dos aspectos de una misma realidad: el primero como una
parte del segundo, experimentada desde dentro y comprendida
en él; y el segundo como un todo contemplado desde
fuera…Esta relación basta para explicar el juego creativo
del artista entre el descubrimiento y el reconocimiento, que
suscita la posibilidad de la obra como una revelación en la
que ambas realidades, exterior e interior, son reconocidas
como la misma”.
Sara Blanco es una perfecta jugadora del extraordinario
juego creativo de la revelación de las verdades inmutables.
Nos recuerda que el mundo no es bidimensional, sino que hay
otra dimensión, -la espiritual-, que debe estar presente en
nuestras vidas si queremos tener la oportunidad de vivir una
vida significativa y plena.
Gracias a la obra de Sara Blanco nos adentramos en el
conocimiento de la relación del hombre con lo cósmico. Este
tipo de exposiciones son importantes. La atmósfera que Sara
ha conseguido crear ilumina nuestra tosca conducta social e
individual. Sus obras abren nuestro apetito del conocimiento
orgánico y cósmico. Es un arte íntimo, eterno, transparente,
sereno, sin estridencias, suave y pausado como la propia
artista que les ha dado vida.
No pueden perderse la oportunidad de visitar una muestra
artística de enorme valor y conocer a una verdadera y
genuina artista gozadora. Ceuta ha tenido la fortuna de
acoger la primera exposición individual de Sara Blanco, a la
que estoy seguro le espera una brillante trayectoria
artística. Esta es su primera crítica, y para mí también
como crítico. Nada es casual, como decía el gran escritor
alemán Schiller: “No existe la casualidad, y lo que se nos
presenta como azar surge de las fuentes más profundas”.
Estas fuerzas nos han convocado aquí, en Ceuta, la ciudad de
la vida, para que contribuyamos al redescubrimiento del ser
hombre y a su supervivencia a través de la revelación de lo
Íntimo y lo Eterno.
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