El jurado del Premio Convivencia
ha tenido una de las mejores elecciones de los últimos años
ante los continuos atentados que están sufriendo la
libertad, la educación y la igualdad. Que este año se haya
decidido otorgar el Premio Convivencia a Malala Yousafzai,
la joven pakistaní que fue tiroteada por los talibanes de su
país por reivindicar que las niñas pudieran acudir a la
escuela es una magnífica elección.
Malala Yousafzai ha dado una gran lección a toda la
población mundial y ahora es justo que se le reconozca esa
entrega y esa firmeza en sus convicciones, pese a que en
ello prácticamente le fue la vida, ya que Malala recibió dos
tiros a bocajarro en la cabeza y en el cuello, y pese a ello
y a su lenta recuperación, sus primeras palabras fueron para
reafirmar su compromiso con el derecho de la mujer a la
educación.
La elección de Malala puede suponer un incentivo para muchas
mujeres que, debido a las mentes cerradas de algunos
‘predicadores’, creen no tener derechos, y puedan así
despertar de esa pesadilla y enfrentarse a los raptores de
sus derechos y libertades. Con este reconocimiento, el
jurado del Premio Convivencia respalda los objetivos de la
Fundación Malala que defiende la conciencia de los efectos
sociales y económicos de la educación de las niñas, así como
el empoderamiento de las niñas para que alcen su voz,
desbloqueen su potencial y exijan cambios allí donde sea
necesario.
Hoy con este Premio Convivencia, Ceuta se une a esa voz, al
“no a la violencia”, mostrando su respeto a una joven que se
ha ganado, con creces, ser admirada por todos, como son
admirados, por cómo se enfrentaron a las injusticias, Martin
Luther King, Nelson Mandela, Gandhi y la Madre Teresa de
Calcuta.
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