Desde hace algún tiempo parece que la oposición le está
pidiendo al Partido Popular que deje de gobernar. Cualquier
buena noticia se convierte en algo malo. Si el presidente
trae de Madrid buenas noticias en forma de inversiones, lo
llaman “vulgar pedigüeño”; si se mejora el servicio de
limpieza el argumento de “la ciudad está más sucia”, se
convierte en un “no está justificada” la modificación del
contrato; si se invierte en barriadas, se dice que es
mentira… Así, todo lo que hace el Gobierno es
automáticamente tachado de electoralista, y mientras tanto,
los partidos de la oposición sigue presentado su particular
carta a los Reyes Magos en cada sesión plenaria, les empieza
a entrar una repentina preocupación por las barriadas, a las
que acuden prestos a visitar, multiplican el ritmo de la
comunicación y contratan para ello a periodistas y hasta
organizan asambleas en las calles y actos públicos. Pero,
por lo que se ve, nada tiene que ver con las elecciones de
mayo.
Entre tanto, el PSOE, el mismo partido que dejó a España al
borde del rescate, ha irrumpido con un artículo lleno de
mentiras en el que nos acusa de ser los culpables de la
desigualdad, de gobernar solo para allegados y hasta de
empujar a los jóvenes a emigrar. La reducción en solo tres
años de la deuda neta de la Ciudad en 95 millones de euros,
mientras, paralelamente –y en el peor escenario
presupuestario de la historia reciente–, se ha triplicado el
gasto social y se ha comenzado a recuperar el pulso inversor
(con actuaciones de calado como la reforma de la Marina, la
construcción del futuro parque periurbano de Santa Catalina,
la conversión de Magisterio en un centro educativo y otras
como la remodelación de la avenida de Regulares o la
construcción de pistas deportivas en barriadas) son asuntos
inexistentes para el PSOE.
Tampoco debe tener importancia que gracias al Gobierno de
Vivas los niños ceutíes vayan a disponer el próximo curso de
1.500 plazas más, como tampoco que hayan tenido por primera
vez libros gratis o que se hayan abierto los comedores de
los colegios por primera vez fuera del curso escolar, o que
los jóvenes hayan estrenado un Campus Universitario, o que
haya pasado la crisis sin que se haya destruido empleo, ni
público ni privado, por poner solo algunos ejemplos.
Tanto gobierna Vivas para sus amigos que –tras haber llevado
el gasto social hasta más de 13 millones de euros en 2014–
ha establecido un catálogo de prestaciones sociales que
seguramente no tienen parangón en ninguna otra parte el
país. O si no empiecen a decir ciudades en las que el
ayuntamiento dé una renta social, pague alojamiento de
emergencias y alquileres, bonifique el recibo del agua, dé
becas en todos los niveles educativos, pague alimentación y
abone prestaciones básicas (que van desde a gafas de vista,
a medicamentos, incluso los que no abona la Seguridad
Social, pasando por electrodomésticos).
Tanto gobierna Vivas para sus amigos que la Ciudad ha puesto
en marcha un plan de empleo con fondos propios y que, con el
apoyo del Ministerio, destinará en este 2015 hasta 25
millones de euros a políticas activas de empleo; que aporta
el 65 % del coste del convenio con el Ministerio de
Educación (que el PSOE dejó sin firmar cuando abandonó La
Moncloa y tras suprimir otros acuerdos como el de los gastos
de producción de agua desalada o el de la atención a los
menores extranjeros); que va a invertir de aquí a 2019 hasta
más de 100 millones de euros; y que va a dar hasta 2020 más
de 11 millones de euros en ayudas a la inversión, el empleo
y el autoempleo.
Resulta especialmente llamativo que el PSOE diga que Vivas
es uno de los presidentes mejores pagados de España cuando
su sueldo es de unos 3.570 euros brutos mensuales. Ese es el
salario del presidente, el de cualquier persona que llegara
hoy a la Presidencia de la Ciudad, salvo que los socialistas
defiendan ahora que, en contra de lo que establece la
legislación nacional, deba renunciar a cobrar sus
retribuciones de funcionario en concepto de plus de
residencia y antigüedad (que es lo que lleva a los
socialistas a hacer esa afirmación). Pero, entonces, por
coherencia, que renuncie el señor Carracao a cobrar lo que
está percibiendo de la Ciudad Autónoma por ser portavoz del
Grupo Socialista, puesto que él está recibiendo su sueldo de
funcionario y, por tanto, también su plus de residencia y
antigüedad (y el resto de conceptos retributivos), de modo
que gana cientos y cientos de euros más que el portavoz del
otro partido de la oposición por desempeñar exactamente la
misma labor. Pero más sorprende es que esta mentira venga
del partido que lidera una persona que ha cobrado más de
20.000 euros del Senado por no hacer nada. Parece que el
celo por el dinero público y la sensibilidad con la pobreza
se les acaba a ustedes en el mismo lugar donde empieza su
bolsillo.
Y les guste o no, lo cierto es que Ceuta, pese a las
extremas dificultades en las que el Gobierno de Zapatero
dejó la economía del país, y pese a los recortes que aplicó
a Ceuta el PSOE en sus últimos años en La Moncloa, la ciudad
ha continuado avanzando en estos últimos años. Ha mantenido
los servicios y el empleo, ha mejorado las infraestructuras
y los equipamientos, ha reforzado exponencialmente los
instrumentos de política social y ha saneado sus cuentas y
ha demostrado su solvencia financiera.
Como ven, toda una legislatura perdida. Pero para el PSOE,
al que ya no le queda más discurso que las mentiras. Y todo,
a pesar de ellos.
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