Cuando la ley y la moral se contradicen una a otra, el
ciudadano confronta la cruel alternativa de perder su
sentido moral o perder su respeto por la ley”.(Frédéric
Bastiat).
Mucho se viene hablando sobre la expresión, la idea y el
concepto de “puerta giratoria”, en el que voy a insistir en
el presente artículo, sobre todo para aclarar las tremendas
implicaciones que este concepto alberga. Podríamos decir
que, básicamente, lo que se conoce como “puerta giratoria”
es un mecanismo de perversión y prostitución de la política,
consistente en permitir la alternancia sin ninguna
limitación de los dirigentes públicos ya jubilados, en
incorporarlos con altos cargos a empresas publicas o
privadas.
¿Existe este fenómeno en nuestro país? Pues basta un somero
repaso a los Consejos de Administración de las grandes
multinacionales, esas que exportan con tanto orgullo patrio
la denominada “Marca España”, para comprobar que la lista es
interminable: José María Aznar (Endesa), Felipe González
(Gas Natural), Elena Salgado (Chilectra, filial chilena de
Endesa), Miguel Roca (Endesa, Abertis), Eduardo Zaplana
(Telefónica), Ángel Acebes (Iberdrola), Abel Matutes (Banco
Santander), y un larguísimo etcétera. Quizá el caso más
paradigmático sea el de Rodrigo Rato, ex Ministro de
Economía con Aznar, que también pasó por el Santander,
Lazard, Mapfre, IAG, Telefónica o Bankia, después de haber
sido dirigente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La más curiosa es la labor de Consejero, porque claro, se
consolida la figura de una persona que no tiene porqué tener
ni idea del sector en cuestión, pero a la cual las empresas
fichan para beneficiarse de sus contactos, de sus relaciones
y de sus influencias, pagando sueldos astronómicos
básicamente por no hacer nada, más que pronunciar algunas
conferencias en foros internacionales, o reunirse varias
veces al año para dictar las políticas “estratégicas” de
dicha compañía. Casos en España de puerta giratoria de
manual lo han desempeñado algunos cargos de la Comunidad de
Madrid en tiempos de Esperanza Aguirre.
El mecanismo de las puertas giratorias tiene mucho que ver,
a poco que ampliemos nuestro enfoque, con la corrupción, y
en el fondo, es una pieza sustancial de la propia ideología,
en el sentido de poder legislar siempre en beneficio del
familiar o amigo, y en detrimento del sector público, al que
realmente perjudican.
Las puertas giratorias son un mecanismo que pervierte la
propia esencia de la política como servicio público, pues
permiten de forma legal y encubierta que se practique un
saqueo y un expolio del sector público en toda regla, una
transferencia de competencias y capacidades del sector
público hacia el sector privado, representando un mecanismo
de transferencia de poder, empleo y recursos, que está
estratégicamente dirigido como uno de sus principales
puntales.
En nuestra ciudad, cada día vemos como las puertas
giratorias políticas funcionan perfectamente engrasada, no
podemos decir que llegamos a los niveles de grandes
comunidades autónomas de nuestro país, pero aquí también
contamos con nuestras propias puertas giratorias. Vemos los
mismos políticos pasando de un puesto a otro legislatura
tras legislatura, vemos como el que hoy es gerente de una
empresa municipal, mañana es asesor, pasado viceconsejero,
el otro consejero, y vuelta a empezar como gerente de nuevo
de otra empresa municipal. Esto nos demuestra que la
regeneración política en nuestra ciudad no existe, el que
entra en las puertas giratorias del Gobierno de Ceuta, esta
bendecido por la luz divina de continuar en la política
local hasta el fin de sus días, pasando de cargo en cargo y
entrando en la ruleta política para jugar a ver que puesto
le toca ocupar en la próxima legislatura.
¿Cómo podemos contrarrestar este fenómeno? Pues
evidentemente, restringiendo las leyes actuales, e incluso
creando nuevas leyes que potencien el valor de lo público
respecto a lo privado, y que prohíban expresamente que se
den este tipo de situaciones. ¿No es posible que alguien
procedente del sector privado desee, al cabo del tiempo, de
forma honesta, trabajar en el ámbito público? Claro que sí.
¿No es posible a la inversa que alguien que trabajó hace
tiempo en el sector público, desee hacerlo después de un
tiempo de una forma honesta en el sector privado? También.
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