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OPINIÓN - MARTES, 20 DE ENERO DE 2015

 
OPINIÓN / COLABORACION

¿Qué son las puertas giratorias en Ceuta?

Por Carlos Folch Valero


Cuando la ley y la moral se contradicen una a otra, el ciudadano confronta la cruel alternativa de perder su sentido moral o perder su respeto por la ley”.(Frédéric Bastiat).

Mucho se viene hablando sobre la expresión, la idea y el concepto de “puerta giratoria”, en el que voy a insistir en el presente artículo, sobre todo para aclarar las tremendas implicaciones que este concepto alberga. Podríamos decir que, básicamente, lo que se conoce como “puerta giratoria” es un mecanismo de perversión y prostitución de la política, consistente en permitir la alternancia sin ninguna limitación de los dirigentes públicos ya jubilados, en incorporarlos con altos cargos a empresas publicas o privadas.

¿Existe este fenómeno en nuestro país? Pues basta un somero repaso a los Consejos de Administración de las grandes multinacionales, esas que exportan con tanto orgullo patrio la denominada “Marca España”, para comprobar que la lista es interminable: José María Aznar (Endesa), Felipe González (Gas Natural), Elena Salgado (Chilectra, filial chilena de Endesa), Miguel Roca (Endesa, Abertis), Eduardo Zaplana (Telefónica), Ángel Acebes (Iberdrola), Abel Matutes (Banco Santander), y un larguísimo etcétera. Quizá el caso más paradigmático sea el de Rodrigo Rato, ex Ministro de Economía con Aznar, que también pasó por el Santander, Lazard, Mapfre, IAG, Telefónica o Bankia, después de haber sido dirigente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La más curiosa es la labor de Consejero, porque claro, se consolida la figura de una persona que no tiene porqué tener ni idea del sector en cuestión, pero a la cual las empresas fichan para beneficiarse de sus contactos, de sus relaciones y de sus influencias, pagando sueldos astronómicos básicamente por no hacer nada, más que pronunciar algunas conferencias en foros internacionales, o reunirse varias veces al año para dictar las políticas “estratégicas” de dicha compañía. Casos en España de puerta giratoria de manual lo han desempeñado algunos cargos de la Comunidad de Madrid en tiempos de Esperanza Aguirre.

El mecanismo de las puertas giratorias tiene mucho que ver, a poco que ampliemos nuestro enfoque, con la corrupción, y en el fondo, es una pieza sustancial de la propia ideología, en el sentido de poder legislar siempre en beneficio del familiar o amigo, y en detrimento del sector público, al que realmente perjudican.

Las puertas giratorias son un mecanismo que pervierte la propia esencia de la política como servicio público, pues permiten de forma legal y encubierta que se practique un saqueo y un expolio del sector público en toda regla, una transferencia de competencias y capacidades del sector público hacia el sector privado, representando un mecanismo de transferencia de poder, empleo y recursos, que está estratégicamente dirigido como uno de sus principales puntales.

En nuestra ciudad, cada día vemos como las puertas giratorias políticas funcionan perfectamente engrasada, no podemos decir que llegamos a los niveles de grandes comunidades autónomas de nuestro país, pero aquí también contamos con nuestras propias puertas giratorias. Vemos los mismos políticos pasando de un puesto a otro legislatura tras legislatura, vemos como el que hoy es gerente de una empresa municipal, mañana es asesor, pasado viceconsejero, el otro consejero, y vuelta a empezar como gerente de nuevo de otra empresa municipal. Esto nos demuestra que la regeneración política en nuestra ciudad no existe, el que entra en las puertas giratorias del Gobierno de Ceuta, esta bendecido por la luz divina de continuar en la política local hasta el fin de sus días, pasando de cargo en cargo y entrando en la ruleta política para jugar a ver que puesto le toca ocupar en la próxima legislatura.

¿Cómo podemos contrarrestar este fenómeno? Pues evidentemente, restringiendo las leyes actuales, e incluso creando nuevas leyes que potencien el valor de lo público respecto a lo privado, y que prohíban expresamente que se den este tipo de situaciones. ¿No es posible que alguien procedente del sector privado desee, al cabo del tiempo, de forma honesta, trabajar en el ámbito público? Claro que sí. ¿No es posible a la inversa que alguien que trabajó hace tiempo en el sector público, desee hacerlo después de un tiempo de una forma honesta en el sector privado? También.
 

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