La circular difundida por el
diario ‘20minutos’, en la que la Dirección General de la
Policía ha emitido una serie de “recomendaciones en
intervenciones con personas árabes” ha desatado la polémica,
ya que pueden alimentar la voces que pretenden
responsabilizar a la religión musulmana y a sus practicantes
por los asesinatos cometidos en su nombre. La sombra de la
sospecha y la estigmatización, amenaza a toda la comunidad
ante cualquier acto de violencia y Charlie Hebdo ha golpeado
muy fuerte. Por eso lo urgente ahora no es impedir un crimen
que ya no podemos impedir; ni tampoco condenar asqueados a
los asesinos. Eso es normal y decente, pero no urgente.
Tampoco, claro, espumajear contra el islam. Al contrario. Lo
verdaderamente urgente es alertar contra la islamofobia,
precisamente para evitar lo que los asesinos quieren -y
están ya consiguiendo- provocar: la identificación
ontológica entre el islam y el fascismo criminal.
Ante esto es bueno recordar que, como bien dice el
catedrático, investigador del Real Instituto Elcano y
experto en terrorismo yihadista, Fernando Reinares, cuando
hablamos de prevención estamos pensando en yihadistas y no
en musulmanes en general. Los yihadistas no abrazan el islam
abierto y moderado, que ha sido pauta común entre la mayoría
de musulmanes que residen en nuestras sociedad o lo
practican en ciudades de nuestro entorno.
Un repudio generalizado se escuchó en todo el mundo tras los
asesinatos perpetrado contra los miembros del semanario
Charlie Hebdo. Y desde el mundo islámico también el repudio
fue claro. Precisamente por ello no caigamos en el error de
construir trincheras y odios cuando lo que necesitamos son
puentes.
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