Uno, tal vez, por ser muy
optimista, pensaba en meses pasados que, al llegar la época
en la que hay que prometer, en la que hay que ofrecer y en
la que, también, hay que decir que se van a hacer cosas,
aunque luego no se hagan, se nos iba a obsequiar, desde
principios de año, con el reinicio de los vuelos hasta el
otro lado del estrecho, desde el helipuerto de Ceuta.
Al final, los ilusos creo que nos vamos a quedar con las
ganas de unas promesas incumplidas, cuanto más con la
realidad de ver entrar y salir, regularmente, algún
helicóptero con viajeros, como línea regular.
Y, al mirar con detenimiento la situación, habrá que aceptar
que el helipuerto ha sido, en los últimos 20 año, otra de
las obras de alcance de Ceuta, donde se invirtió mucho
dinero, donde al principio, los servicios eran aceptables y
donde, al final, llegó el cierre.
Una vez más habría que pedir explicaciones a quienes
pronosticaron rentabilidad y estabilidad para todos, cosa
que no ha sucedido, porque con estas operaciones se ha
llegado al fracaso.
Toda la programación, si nos atenemos a los resultados
finales, deberemos cargarla en el “debe” de algún
enchufadete, de algún inepto y no quiero llegar más lejos.
Porque si, en esa programación cabía el fracaso al que tan
pronto se ha llegado, lo mejor hubiera sido seguir con
aquella pista que, aunque modesta, los militares habían
utilizado, durante muchos años, y que habría servido, con lo
que nos habríamos ahorrado muchos millones de pesetas,
porque el helipuerto creo que se concluyó con la peseta,
todavía, en circulación.
Así están ahí las cosas, con el fracaso del helipuerto, con
el mayor fracaso del Casino al que, “potencialmente”, se le
garantizaba una población flotante de dos o más millones de
personas que podrían venir a jugar a él, incluso desde
Marbella. Lo que hay que ver y lo que ha habido que oír,
para llevar a cabo unas obras faraónicas que ahora sirven,
la una para que se posen y vuelvan a saltar al aire una
serie de “pavanas”, y la otra, si acaso, para adornar el
paisaje.
Con todo, creo que los partidos que ahora saltan nuevos a la
arena política, tienen la oportunidad, primero de preguntar
públicamente cual es el futuro del helipuerto de Ceuta, y
luego, si es que hay alguien que sabe como poner en marcha
este tipo de actividades, dar las razones claras y
concluyentes, para poder ponerlo en funcionamiento otra vez.
Son los meses de ir recuperando situaciones perdidas, son
los meses en los que el PP tendrá que hilar muy fino para
lograr una mayoría absoluta, tras una legislatura como la
que va a terminar.
Es, también, el momento para que el PSOE logre salir de esos
dos-tres concejales y se acerque a la media docena, cosa que
ya pondría nerviosos a más de uno, porque contando con otros
cuatro o cinco de Ciudadanos y otras formaciones que pueden
arañar otros cuantos, el terreno que quedaría para los
“socios de hecho” Caballas-PP, o mejor dicho Aróstegui-Juan
Vivas, sería un terreno muy estrecho que pondría a Caballas
“ a los pies de los caballos” tras cuatro años en los que su
actuación estuvo centrada en “hablar”, pero no en hacer algo
positivo.
Particularmente, creo que la hora de las mayorías absolutas
está diciendo adiós y con ese adiós ¡¡Cuantas subvenciones
corren peligro!!.
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