Rhimou Bghil Abdeselam, una joven ceutí de apenas 18 años,
es, al menos, la cuarta mujer española que haya constancia
-tres de ellas ceutíes-, que ha logrado abandonar el
territorio español para unirse al Estado Islámico.
La primera fue Asia, la esposa de Kokito, el matarife de la
localidad marroquí de Castillejos, quien, desde Siria,
continúa realizando labores de captación y proselitismo.
Intentaron seguirle Nawal, la menor de 14 años que en estos
momentos permanece en un centro de menores, y Fauzia Allal
Mohamed, la joven de 19 años que la acompañaba. Ambas fueron
interceptadas en Melilla cuando iban a emplear la ruta de
salida marroquí pero no por Casablanca, sino por Tetuán. Sí
consiguieron marcharse Lubna Mohamed, una joven de 21 años,
y Tomasa Pérez Mollejas, una conversa de Córdoba, que se
llevó con ella camino de la yihad a sus seis hijos para
preparar la llegada allí de su marido, que todavía hoy se
encuentra en prisión.
Rhimou Bghil Abdeselam es la primera joven que logra
marcharse después de la operación contra las redes de
captación de mujeres yihadistas desarrollada en Ceuta a
principios de diciembre. De los 70 desplazados a Siria, una
veintena, hombres y mujeres, han salido de la ciudad
autónoma.
La familia de la joven ceutí de 18 años residente en la
barriada del Príncipe Alfonso denunció el pasado sábado su
desaparición y posible captación por estas mismas redes,
según han informado fuentes de la Guardia Civil.
La fascinación por la violencia no es una novedad en el
entorno de Rhimou porque apenas hace dos años su primo, de
facto su hermano, Mohamed Abdeselam, conocido como El Pizza,
con veintipocos años, dejó a su hijo pequeño y a su mujer en
Ceuta y se marchó por un camino similar al que ahora ha
seguido la joven. Sus allegados supieron poco después que
había muerto en Siria al servicio del islamismo radical. Los
padres de Rhimou se hicieron cargo de El Pizza cuando éste
se quedó huérfano. De modo que ambos se criaron juntos
prácticamente como hermanos.
Según las fuerzas de seguridad, Rhimou también tiene algún
tipo de relación familiar con uno de los dirigentes de una
asociación vinculada a la controvertida mezquita de Benzú,
un centro religioso en el que se predica la inconveniencia
de que las mujeres denuncien a sus maltratadores si prevén
que las leyes españolas pueden castigarlos; y en el que se
tiene como uno de los principales referentes al iman Malik
Benaisa, quien defiende que las mujeres no deben salir a la
calle más que con el óvalo de la cara y las manos al
descubierto -y sin perfume-, para no ser consideradas unas “fornicadoras”.
Rhimou estaba conectada a las redes sociales -por donde se
cuelan con más intensidad las captaciones de mujeres- con
unos datos que poco tenían que ver con su nombre. Aparece
allí como estudiante, nacida en febrero de 1995 y alumna del
IES Abyla. La joven demostró ser precavida porque no hay
foto suya. Sólo un brazo a contraluz con el símbolo de la
victoria sobre la bandera siria como referente y un montón
de imágenes todavía más explícitas en el interior.
Finalmente, decidió marcharse. Según las fuentes
consultadas, lo hizo vía Marruecos con, al menos, otra mujer
captada en el país vecino.
Fuentes policiales subrayan que el número de denuncias
conocido “no aporta certeza sobre el lugar el en que se
encuentran todos los referidos ni sobre que sean los únicos
que supuestamente han sido captados por ese tipo de
organizaciones terroristas”.
El último análisis del Real Instituto Elcano sobre este
asunto, titulado ‘Siria, Irak y la movilización terrorista
en España’, señala que “el estudio de las operaciones
policiales llevadas a cabo en España desde 2013, aunque sin
alcanzar los niveles registrados en otros países europeos,
afecta principalmente a musulmanes de segunda generación
nacidos y residentes en Ceuta y Melilla”.
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