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cultura - DOMINGO, 11 DE ENERO DE 2015


momento de la obra. reduan.

teatro
 

García Lorca y Gandhi
despiertan conciencias

El Teatro del Revellín acogió ayer el estreno de la obra ‘Un despertar’, del escritor hindú Amar Agarwala
 

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Federico García Lorca y Mahatma Gandhi se encontraron ayer sobre las tablas del Revellín, donde mantuvieron una conversación en la que abordaron la condición humana y con la que quisieron mandar un mensaje de paz y convivencia a una sociedad que ha vivido en permanente lucha. Esto fue posible gracias a la obra ‘Un despertar’, del escritor hindú Amar Agarwala que ayer se puso por primera vez en escena en Ceuta. Una ciudad que Agarwala no ha escogido por casualidad para estrenar su obra de teatro. Y es que, el autor se siente muy unido a la ciudad, donde tiene a parte de su familia, y de la que ha escrito en abundancia.

En ‘Un despertar’ se produce un encuentro entre Federico García Lorca (al que da vida el actor Javier Oliva) y Mahatma Gandhi (encarnado por Manuel Oliva) cargado de momentos emotivos que, a modo de conversación amistosa, introduce al espectador en los entresijos más escabrosos e instintivos de la condición humana, contemplada tanto en el momento de sus asesinatos, como en la actualidad. Y es que, la acción se desarrolla cuando Federico García Lorca llega hasta el colegio ceutí que lleva su nombre para presenciar los actos del Día Mundial de la Paz, que se celebra cada 30 de enero.

Amar Agarwala destacó durante la presentación de la obra el pasado jueves que García Lorca y Gandhi no se encontraron nunca en la historia pese a ser personajes que vivieron en la misma época, por lo que la obra narra ese encuentro y sus visiones sobre cómo se podría hacer del mundo un lugar mejor para la convivencia.

‘Un despertar’ crea un universo que viaja entre la realidad del momento que vive un espectador y el sueño escénico que contemplará. “Soñamos un encuentro extraordinario a orillas del Mediterráneo, convirtiendo a Ceuta en un espacio atemporal, testigo de una comunión de ideas”, explicó el director de la obra, el veterano Ángel Baena, ganador del Premio Nacional de Teatro Clásico del Ministerio de Cultura de 1983.
 

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