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OPINIÓN - SÁBADO, 10 DE ENERO DE 2015

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Gracias, chavales
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Naturalmente, me refiero a mis alumnos, en el IES “Siete Colinas”, que ayer, día 9 de enero, y sin yo sospechar nada, tuvieron la delicadeza y toda una gran gentileza de estar más a mi lado que nunca, en un día que era importante para mi, al ser el día en el que yo cumplía esa cifra, que hace años me parecía mágica, y que ya ha llegado, los 70 años.

Este detalle, con todo lo que hicieron, de unos alumnos muy jóvenes todos ellos y con todo el mundo por delante ahora mismo, nos pone de manifiesto que la juventud, a la que no siempre se comprende como es, tiene unos valores, tiene unas bases, que nos deben hacer reflexionar a quienes ya hemos cruzado muchas barreras, en esto de la edad, sobre si su orientación, muy distinta a la nuestra, no llevará por ese camino que ellos han elegido a que las personas, también por ahí, logren los mejores objetivos, en su marcha.

Hay veces que esperas o piensas que pueden darse ciertos pasos por parte de estos jóvenes que al final nos sorprenden gratamente, y yo, ni de lejos, pensaba que tal tipo de atenciones las iban a tener conmigo estos jovencitos, precisamente en el día que, por última vez, iba a cumplir años en una clase, pero ellos me han demostrado que, también saben que, incluso, ciertas reprensiones deben ir encaminadas, en todo momento, a hacer más fructífero su esfuerzo y a mejorar, aún más, sus valores.

A lo largo de muchos años, la mayor parte de mi vida, he tratado con jóvenes que estaban en ese proceso de formación. Debo reconocer que siempre fui exigente, pero también digo que he sabido medir el terreno que estábamos pisando mis alumnos y yo, comenzando por ser honrado conmigo mismo y mucho más con mis alumnos. Al final, al menos hasta hoy, los resultados los considero positivos, porque si bien es cierto que nunca un profesor debe suplantar a un padre, lo que sí debe y tiene que hacer, en muchas ocasiones , es suplirlo, en los instantes en los que un alumno pueda estar equivocándose en su ruta.

De esta manera, y lo tengo a gala, la relación del docente y el discente, del profesor y del alumno, como decía Sócrates, es una relación de amistad, basada en ese amor común que debe existir por el saber. Naturalmente un helenista no podría ir por otros derroteros.

Ahora, cuando ya he entrado en el que será el último año de mi profesión como docente, al haber cumplido ese último año de la profesión, pero en la clase, tengo que valorar todo lo que significan y son los alumnos, primero en el aula y luego fuera de ella. Sólo así podremos entender los docentes lo que es la enseñanza, algo muy distinto a la larga serie de papelitos que tratan de hacerte llenar y rellenar, desde ciertos organismos oficiales, siempre papeles propugnados por quienes nunca o en contadas ocasiones estuvieron en un aula y jamás se enfrentaron a los problemas que, en muchas ocasiones, sólo el profesor, al menos el profesor de verdad, sabe que tienen o tiene alguno de sus alumnos.

Mentiría si dijera que en la enseñanza es todo duro o todo complicado. No es así y las complicaciones, cuando las hay, vienen pergeñadas por gentes que ni están, ni estuvieron, ni se les espera en un aula de clase.

En el aula suele haber, con sus problemas y todo, bastante normalidad, porque, dejando los papelitos de lado, los alumnos, cuando son de verdad alumnos, por sí mismos, aportan esa normalidad y los profesores, si son tales, llevarán la normalidad por bandera.

Y para mí, la mejor normalidad hoy, cuando acabo de cumplir 70 años en el aula en la que he impartido cientos de clases, es tener unos alumnos como los que tengo la suerte de tener, muy buenas personas, muy buena gente y ... ¿Por qué no decirlo?, en su mayor parte, aspirantes a ser cada día un poco mejor estudiantes. Por todo esto, a todos ellos les digo. De verdad, de verdad, os querré siempre.
 

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