Aquí no se trata de optar entre
“populismo asambleario” y “casta”, al igual que no se trata
de escoger entre un atrasado régimen bolivariano con bisos
de opereta de Woody Allen y la Alemania de Merkel. Será
porque a Alemania le estamos agradecidos ya que muchos de
nuestros hijos pueden tener, no la desgracia, sino el
privilegio, de poder encontrar trabajo allí y ahorrarse los
despertares del telediario con el caso cotidiano de
corrupción y a Venezuela no va ni el que se pierde porque,
siendo productor de petróleo es uno de los países más
míseros del mundo y el que presenta un mayor índice de
delincuencia violenta.
El llamado “fenómeno Podemos” que nos ofrece chavismo y
marginación de la Unión Europea, ha constituido, para que lo
vamos a negar, un tirón de orejas y una señal de alerta para
esos grandes clubes de estómagos agradecidos que son los
partidos políticos convencionales. De la frialdad y la
lejanía del bipartidismo institucionalizado con sus
profesionales del privilegio, al populacherío de las
asambleas “participativas” en las que todos tienen voz y
pueden opinar. Eso sí, genéricamente porque, hoy por hoy se
podría afirmar que, el oscuro Pablo Iglesias y su cohorte de
amigos que ya andan peleándose entre ellos (y no han hecho
más que aterrizar) es la antítesis de la tecnocracia y a
fuerza de proponer acaban por no proponer nada en concreto
y, como la fuerza se les va en su incansable verborrea que
es un puro tópico, desatienden los asuntos punteros cuya
solución sí puede suponer un alivio para los ciudadanos.
Bueno, tampoco se puede afirmar, sin faltar a la verdad, que
los grandes partidos estén teniendo una fulminante capacidad
de respuesta ante los pesares de los españoles. Y eso pasa,
a mi entender, por una ausencia de ideas que viene a
predicar un electroencefalograma plano. Miserias de la
“Amigachocracia” que es una forma de gobernar en la que los
poderosos empiezan por “colocar” a los amigachos, por muy
incapaces que sean, lo único que se requiere es sumisión al
líder y ser un virtuoso de hacer la pelota y no todos los
obedientes y pelotilleros se encuentran intelectualmente
capacitados para ocupar según qué cargo. A la vista se
encuentra el patético ejemplo de Ana Mato cuya figura tantos
chistes ha protagonizado en las redes sociales tipo: “¿Si no
era capaz de ver un Jaguar aparcado en su garaje, como iba a
ver el virus del Ebola?”. Pura cuchufleta. Exaltación del
mal asesoramiento a todos los niveles y oda a la soberbia de
los poderosos que consideran la rectificación como una
auténtica humillación, cuando no es más que una clara
muestra de inteligencia y de lealtad para con los votantes
que han depositado su papeleta y su confianza en una opción
concreta y odian que les mientan haciendo lo contrario a lo
prometido.
Y en este ambiente de descontento y de irritación no es
extraño el que unos mesiánicos metidos a redentoristas
compulsivos que denuncian a los de “la casta”, cosechen
votos. Votos tristes. Y si consideramos que, la depresión es
rabia sin energía, podríamos considerarlos como “votos
deprimidos”. Entonces los grandes partidos entonan un
hipócrita “mea culpa” y mientras el atractivo Pedro Sanchez,
bien asesorado en imagen, escala la cima de una montaña en
un programa de televisión para que, las marujonas,
comprobemos que está en plena forma y que es un yogurín de
modales obamizados, luego se sienta en el sofá de Chester y
se prodiga en mangas de camisa para que veamos lo bueno que
está, mientras ese prodigio de marketing araña votos, el PP
nos ofrece buenos datos económicos y habla de la creación de
empleo desde un marketing pésimo y lastimoso.
A saber, al igual que llevamos años con los programas
relatando hambrunas y calamidades por boca de víctimas de la
crisis, el marketing consiste en ser capaces de transmitir
el contento de aquellos que tienen la fortuna de haber
encontrado un empleo y ver su situación aliviada, pero nada,
más tontos que mandados a hacer de encargo. Y eso lo
aprovecha Podemos. Todos los errores los aprovecha Pablo
Iglesias y la pura involución histórica que representa su
formación. Y no aprovecha más porque, quitando su pobre
discurso aprendido de carrerilla y que repiten sus acólitos
en plan “mantra”, su capacidad de reacción es más floja que
un muelle de guita.
¿Ejemplos de que tienen la capacidad de reacción de un
“fiestero” a las ocho de la mañana después de un buen
“botellón”? Pues que no han dicho ni pío ante la tentativa
del más grave ataque a los derechos constitucionales de los
ciudadanos cuando, de forma sibilina y solapada, se propone
una flagrante vulneración del derecho al secreto de las
comunicaciones intentando saltarse a la torera el control
judicial y dejando en manos de la Policía la intervención de
las escuchas, sin más garantías ni más prolegómenos. Si el
Gobierno perpetra este despropósito y hace añicos un
principio constitucional, esa reforma es en sí tan grave
como cualquier otra reforma del texto constitucional llevada
a cabo con nocturnidad, alevosía y sin referéndum. Pero
Podemos no reacciona, seguramente porque, como sus ideas son
una auténtica involución histórica y ni en Venezuela ni en
Irán que son los países que parecen sustentar la débil
economía del “coletas” se pierde el tiempo en excesivos
garantismos ni se respetan los derechos de manera
exhaustiva, vamos que los derechos no existen, este grave
asunto de conculcación de garantías, no despierta su
interés. Ni tampoco el del buenorro Pedro Sánchez ni el de
la simple Susana Díaz que para mí ni saben de lo que va el
tema y no entienden de leyes y no comprenden que, en un
Estado de Derecho, amen de la voluntad popular, las leyes
son la base fundamental de la democracia. Podemos y PSOE
idéntica estulticia y miopía para con los órdagos que les
lanzan y que les permitirían lucirse. Al igual que el
Gobierno podría lucirse ordenando de forma rotunda tanto las
daciones en pago de los pisos hipotecados como imponiendo el
pago inmediato de las preferentes a las pobres víctimas. Y
de paso legislando de forma severa sobre la usura, un delito
que aparece en la práctica totalidad de los ordenamientos
jurídicos de Occidente pero no en el español.
Pero al parecer aquí nadie quiere lucirse y de paso
contentar al personal. Podemos con su histrionismo
megalómano, el PSOE fardando de líder que “da la imagen” y
el PP desaprovechando la oportunidad de tomar medidas
populares, que no populistas, que llenen de contento a los
ciudadanos.
¿Otro ejemplo? Muy simple. Le puse un mensaje a un político
muy conocido con el que me suelo comunicar a menudo. El
mensaje era una simple pregunta: “¿Le vais a regalar a la
enfermera Teresa un buen cachorrillo que compense en parte
la pérdida de Excalibur?”Mi amigo, el político, no me
contestó, lo mismo se molestó conmigo o consideró el gesto
cariñoso una estupidez. Probé con otros y tampoco me
contestaron. Los Podemos porque son garantes de una
zarrapastrosa involución histórica, el PSOE porque su líder
estaría luciendo su sonrisa de dentífrico fetén en alguna
sesión fotográfica y los del PP por pura prepotencia. Esta
vez me parece que, el voto, van a tener que currárselo el
doble que la vez anterior. Todos. Porque no se salva ni uno.
* Abogada y Periodista
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