Buenos días, gente.
Se acerca una fecha que es maravillosa para los niños pero
desastrosa para las familias, en mi opinión, por cuanto
dejan los bolsillos para el arrastre después de la
Nochebuena, Navidad, Noche Vieja, Año Nuevo, etc. y la
maldita intromisión de costumbres extranjeras, caso Papá
Noel, que vacían más si cabe los susodichos bolsillos.
Para empezar, ya es de malos presagios el problema de traer
los camellos para la cabalgata de Tenerife.
Metieron a 12 en un camión y a los restantes tres en otro,
cosa que es una auténtica barbaridad ya que las condiciones
del primer camión suponían un completo hacinamiento.
Con todo, lo peor es la excusa de los responsables de ese
desvarío: los camellos no estaban destinados a la cabalgata…
estarían destinado a distribuir sustancias, diría yo.
En otro orden de cosas, tengo que consolar a Fernando Alonso
por su primer revés en la nueva escudería de McLaren.
El piloto lleva una serie de años sufriendo los rigores de
su propio ego y el último es el palo más duro para sus
ilusiones: la FIA penaliza a la escudería para la temporada
2015. Poco podrá hacer el asturiano para conseguir bañarse
en champán a lo largo del año con comienzo más explosivo de
la década.
Explosivo por las triquiñuelas pre-electorales de los dos
partidos mayoritarios; explosivo por la primera amenaza
(aunque falsa) de explotar bombas en trenes; explosivo por
las respuestas de delincuentes ante la policía, con muerte
incluida; explosivo por la aparición de un bombón con un
vestido vaporoso que muestra unas bragas negras, por otra
parte nada del otro mundo, y que después recibe unas
críticas feroces, inmerecidas completamente, de algunos
monosabios desesperados que explotan con sus rábanos entre
manos.
Pero lo peor de todo, de este año que comienza
explosivamente, es la noticia de que el Estado Islámico
tiene el proyecto de hacer regresar a nuestro país al siglo
VIII pero en peores condiciones: no construirán hermosos
palacios ni maravillosos jardines, no.
Construirán mezquitas fundamentalistas y destruirán toda
edificación occidental, tanto arquitectónica como
socio-cultural y religiosa.
Esta amenaza ha hecho que nuestra ciudad, junto con Melilla,
sea vigilada con extrema y mayor precaución y control… pero
creo que se olvidan un poco de la inmigración musulmana
asentada en la península.
En ciertas mezquitas y centros de cultos del Islam, muchos
de ellos diseminados en naves ex industriales, siempre hay
un foco de captación formidable.
El grito de “Alá es grande” se oye en todos estos contornos.
Al tiempo.
Aunque, realmente, en quienes tenemos que tener más cuidado
es en los lobos solitarios que pasan más desapercibidos.
No es que pretenda ser un jodido aguafiestas, pero los
hechos y mis opiniones en artículos anteriores así lo
demuestran.
Lo malo de todo ello es que mucha gente no se toma en serio
mis opiniones, muchas de ellas acertadas tiempo después, y
luego vendrán con lamentos que, para mí, serían inútiles.
En otro orden de cosas, es lamentable que algunas personas,
extranjeras por más señas, metan pulla a través de las redes
sociales contra los políticos españoles, sean del partido
que sean, y no lo hagan contra sus propios políticos y en su
propio territorio. Son ganas de fastidiar, por cuanto si son
pilladas, se largan después de liarla y encima protestan del
trato dado acusándonos de machistas, racistas, xenófobos,
etc., y eso que no entienden absolutamente nada de la
literatura española y los sentidos de las frases.
Lamentable.
Dicen ser ciudadanos o ciudadanas del mundo, cuando se sabe
que es, al menos una, norteamericana con carácter
imperialista. Es la que más destaca en todas las pullas, y
al parecer no tiene otra ocupación que escribir comentarios
tras comentarios en las redes sociales a todas horas y
cuando alguien le lleva la contraria ¡zasca! lo borra de su
círculo. Y dice ser demócrata.
En fin, la vida sigue igual y yo también deseando tener
algún premio del Niño. Sólo es ilusión.
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