Buenos días, gente.
Entramos en 2015 con la novedad de que comer las uvas en
Andalucía resulta una proeza increíble.
Pendiente como estábamos de las doce campanadas, el canal
andaluz por excelencia chafó la ilusión de todos nosotros
insertando un anuncio durante las mismas.
Comenzó a sonar justo después del anuncio para interrumpirse
inmediatamente con otro anuncio. No volvió a sonar hasta la
novena campanada.
Esta pauta desastrosa de la televisión andaluza viene unida
a las emisiones, también desastrosas, del resto de las
cadenas de televisión, tanto oficiales como privadas, que
colocaron en antena, después de las doce campanadas, tales
bodrios que hicieron arrepentir a no pocos ciudadanos de
quedarse en casa la última noche del año 2014.
En pleno siglo XXI y con tremendas ganas de olvidar los
sufrimientos ocasionados por la horrible actuación del
Gobierno de Mariano Rajoy, teníamos la ilusión, para los que
se quedaban en casa, de pasar un rato agradable ante la TV.
Nos la dieron con un zasca agregado. Una auténtica mierda de
regalo para los telespectadores.
Parece que el realizador de las emisiones sea el cabeza de
familia de los Simpson y sus ayudantes el resto.
Por lo demás la entrada de 2015 fue feliz, al menos para mi
familia, con la sola interrupción, que casi me provoca un
corte de digestión, de un tuet del presidente del Gobierno.
El inefable Mariano Rajoy parece un antiguo disco de vinilo
rayado: repite una y otra vez que “España ya sale”… ¿de
dónde sale? Porque de la crisis no, rotundamente no.
La jugada maestra de este Gobierno, la reforma fiscal, entra
en vigor desde el primer día de 2015 y no es una cosa de
agradecer.
Con vista a las próximas elecciones ha tratado de hacernos
picar el anzuelo aderezado con una lombriz bastante podrida.
Tal reforma fiscal no especifica que sea beneficiosa para el
ciudadano medio. Bien es cierto que hará rebaja en las
retenciones pero suprimiendo muchas deducciones con lo que,
a la larga, salen mucho más perjudicados los contribuyentes
mileuristas, mientras que los de rentas más altas ahorrarán
diez veces más en retenciones.
Esto, unido a lo de Google New y el aumento del IVA, el 21%,
en los aparatos e instrumental sanitario, así como en los
productos farmacéuticos entre otros artículos de primera
necesidad… es una auténtica zasca contra el ciudadano, con
lo que bien empezamos el año: más crisis inventada por el
PP.
Ya es bastante raro que el Gobierno comience el año
inaugurando un museo de marionetas, alusión directa a cómo
nos manejan y manejarán.
El triunfalismo de Mariano Rajoy es lo que menos necesita el
país y ya veremos cómo quedará el PP tras las elecciones del
próximo 24 de mayo, autonómicas y municipales, así como en
las generales de noviembre.
De nada servirá el clásico, por excelencia, de las citas
previas a las elecciones: inauguraciones a porrillo, puestas
en servicio, primeras piedras de infraestructuras y/o
edificios, etc., menos aún si utiliza la negación contra el
nuevo partido Podemos usando dos grandes mantras: repetir
que viene el año de la recuperación y usar el tópico del
miedo al cambio.
El auténtico miedo de los populares y socialistas es perder
los numerosos privilegios alegales de que gozaron, gozan y,
supuestamente gozarían, sin olvidarnos de los chanchullos
descubiertos y por descubrir que, de ser totalmente
descubiertos, mostraría la desaparición de una cuarta parte
del PIB en sus bolsillos, de ahí la crisis real. Ese es el
auténtico terror de los iconoclastas pseudo-demócratas.
Ese continuo pataleo de los dos grandes partidos se
transforma en que no quieren empeñarse en dar la talla un
poco más sobre cómo solucionar los problemas del país y
siguen prometiendo el oro y el moro a pesar de la evidencia.
En fin, la vida sigue y yo también aunque con pocas ganas de
desearos un próspero 2015.
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