Se ha marchado el año 2014, un año que pese a no haber sido
quizás tan restrictivo como el 2012 o 2013 venido marcado
también por la intensa lucha sindical para recuperar todo lo
perdido durante estos años.
Precisamente por ello y para conocer el balance de este 2014
a través de los sindicatos, EL PUEBLO se puso en contacto
con el secretario general de UGT, Antonio Gil, quien
aseguraba que hablar de 2014 significa profundizar en una
crisis socio-económica sin precedentes que azota a la vida
española en general y, a la sociedad ceutí en particular. El
dibujo de la sociedad española no puede ser más
desalentador: la destrucción de empleo, el consiguiente
aumento de la tasa de parados, el empobrecimiento de la
sociedad en general, unido a un retroceso de derechos
laborales, recortes sociales y, en general, una disminución
de la calidad democrática, deja el panorama en situación,
cuando menos, muy preocupante. Este es el contexto nada
prometedor que la herencia de 2014 deja en manos de un
futuro incierto.
Gil se muestra convencido de que Ceuta padece la aguda
crisis de manera doble. Por un lado, sus problemas endémicos
como el territorio limitado, un déficit de infraestructuras
y sistema productivo propio, el pésimo y caro transporte
marítimo y las escandalosas cifras de paro, sin olvidar
otras cuestiones sociales, como el caos fronterizo y la
presión migratoria. Por otro lado, la crisis se agrava
igualmente porque existe un alarmante inmovilismo político.
Los gobiernos, central y autonómico, son incapaces de tomar
medidas efectivas ante este grave panorama. No hay una sola
iniciativa que recoja propuestas e implique a los agentes
económicos y sociales para que, de manera dialogada y
consensuada, se arbitren fórmulas capaces de estimular la
economía, la inversión y el desarrollo. Todo se deja al
azar.
Y en esta situación de enorme dificultad, el secretario
general de UGT en Ceuta considera que emerge con identidad
propia el principal problema que nos afecta y que continúa
instalado con el paso de los años: el desempleo. Durante
2014 se han vuelto a reproducir cifras especialmente
alarmantes en nuestra ciudad. El paro está sacudiendo con
fuerza, sobre todo a los jóvenes y a las mujeres, lo que,
unido a otros datos también significativos en el resto de
sectores de población, se traduce en el empobrecimiento de
miles de familias, muchas de ellas con necesidades urgentes
y otras muchas, en el umbral de la pobreza. Solo hay que
conversar a pie de calle para descubrir los verdaderos
dramas que se están viviendo en muchos hogares ceutíes,
extremo que en Ceuta pueden confirmarnos las diferentes
organizaciones humanitarias y el Banco de Alimentos.
Por ello Gil insiste en que todo esto está sucediendo a los
ojos de unas autoridades locales acomodadas, que no
contemplan otras soluciones para combatir el paro que no
sean planes de empleo coyunturales, que alivian pero no
curan. Para colmo, las organizaciones sociales, y en
particular nuestro sindicato, ha sufrido un retroceso en la
colaboración con los Planes de Empleo, cuando debería haber
sucedido lo contrario, porque creemos tener capacidad de
aportar propuestas para mejorar y perfeccionar las memorias
que sirven de base para la ejecución de estos planes, y
porque nuestra intervención sirve para corregir los efectos
perniciosos para el empleo que pudieran generar estos
planes. Hemos apuntado ideas y sugerencias, pero la
disposición con nuestra central sindical ha sido del todo
insuficiente, a nuestro juicio.
Según el líder ugetista, en numerosas oportunidades ha
tenido la ocasión de hablar sobre los problemas que genera
una frontera caótica y una mala concepción de las relaciones
comerciales con el país vecino. Todo esto se agrava aún más
si cabe, con la presión migratoria, cuya máxima expresión
tuvimos la desgracia de vivir el pasado 6 de febrero de
2014, cuando murieron 15 inmigrantes en aquellos hechos que
nos convirtieron en el centro de atención mundial.
Conmovidos por la tragedia en la playa del Tarajal, las
autoridades europeas avergonzadas por los sucesos,
plantearon buenos propósitos; pero la situación de la
frontera ceutí sigue siendo similar a la de años anteriores,
o incluso peor; y es una realidad en la que no caben medias
tintas. Hemos comentado, en algunos momentos, de la
oportunidad de plantear una frontera comercial en
condiciones, atraer la inversión del norte marroquí
proporcionando en nuestra ciudad los servicios adecuados y
redoblar los esfuerzos, por parte de las autoridades
españolas y sobre todo europeas, para acabar con los flujos
migratorios allí donde se originan, no en su destino. En
este asunto, cada vez se hace más necesaria la solidaridad y
cooperación internacional.
Reactivar nuestra economía y crear empleo, pasa por ser una
de las claves de nuestra recuperación, asegura Gil, quien
considera que es necesario proporcionar un impulso a la
inversión pública, a las políticas de empleo, el
establecimiento del Régimen Económico y Fiscal, así como la
reactivación del turismo y la solución definitiva al coste
del transporte marítimo de pasajeros y mercancías. Estas
iniciativas, unidas a otras de menor calado, pero igualmente
importantes, deberían incidir en el desarrollo de nuestra
economía.
Sin embargo, para Gil las políticas neoliberales que están
aplicándose en nuestro país, merced a la intervención
directa de las autoridades monetarias europeas, hacen
presagiar una salida muy lenta y espaciada de esta crisis
que nos azota. Los sucesivos recortes en servicios
esenciales como la Educación y Sanidad, y el desmoronamiento
del sistema de protección y bienestar social, así como el
deterioro de lo público, auguran una paulatina y lejana
recuperación. Mientras tanto, en la clase media ceutí, se
teme un nuevo recorte de derechos laborales, consolidándose
la temporalidad de la contratación y reduciéndose
progresivamente los salarios, lo que desembocaría en una
irremediable pérdida del poder adquisitivo, contraria a la
reactivación del consumo interno. Seguimos pues en
condiciones de constatar el fracaso evidente de la Reforma
Laboral de 2012.
En las empresas de Ceuta nos preocupa igualmente que se den
las condiciones adecuadas en materia de higiene y seguridad
laboral. En este año 2014 que se nos ha apagado, hemos
tenido que lamentar alguna muerte de un trabajador ceutí,
algo intolerable en una sociedad moderna que se dota de
instrumentos y normativa para prevenir los riesgos del
trabajo. Creo firmemente en una política eficaz en materia
de riesgos laborales que cumplamos todos, trabajadores y
empresarios; como del mismo modo nos parece oportuno que las
autoridades laborales apuesten por hacer cumplir la
normativa en los centros de trabajo. Siguen siendo
inadecuadas las cifras de accidentes laborales que se
producen en Ceuta; posiblemente, a estas alturas de año,
desgraciadamente hayamos superado las cifras del 2013.
En suma, vivimos con la sensación de que estamos ante un
momento decisivo, puede que en la historia, pero también nos
acucia la sensación de que estamos desperdiciando estos años
preciados para la recuperación de nuestra ciudad. 2014 no ha
servido tampoco de mucho y, ojalá no sea demasiado tarde.
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