El presidente de la Ciudad
compareció ayer para una vez más dar a conocer un balance
que si no llega a ser porque reconoció una deuda de más de
217 millones de euros habría sido una réplica exacta del
ofrecido en los últimos años y donde intentó nuevamente a
ensalzar las excelencias de un Gobierno al que se le echa el
tiempo encima y no encuentra ya palabras con las que
convencer y recuperar a los cientos de ceutíes que están
cansados de tanta palabrería y tanto baile de números.
Vivas tuvo la valentía de reconocer algunas de las muchas
asignaturas pendientes de su Ejecutivo, como el paro, aunque
tal y como reconocía la elevada tasa de desempleo en Ceuta
intentaba sacar pecho apollándose en las numerosas medidas
que asegura que su Gobierno con esfuerzo está llevando a
cabo para erradicar esta lacra así como en las cifras de la
Seguridad Social, las cuales indican que hay cerca de mil
trabajadores más que hace cuatro años.
Después, para no ahondar mucho más en las deficiencias de su
Gobierno se centró en dos áreas en las que no tiene
competencias o las tiene repartidas, como es la Educación y
los Servicios Sociales, con el fin, se intuye de escurrir el
bulto y trasladar la pelota al tejado del vecino, aunque en
una cosa si hay que darle la razón al presidente, y es que
ciertamente no por muchas más aulas, más ayudas, más medios
o más profesores el fracaso escolar y la educación van a
mejorar, ya que de nada vale todo eso si luego hay familias
ceutíes que tiran todo ese esfuerzo por la borda al no
continuar esa labor educativa en el seno de la familia. En
definitiva, un balance, pobre, sin acciones contundentes que
demuestra lo que ya se viene observando y es que se le
acaban las palabras ante la falta de hechos.
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