José Antonio Carracao, Mohamed
Ali, Fatima Hamed, e incluso Rachid Ahmed, ganaron el debate
de los presupuestos, ante una nueva desgana mostrada por el
consejero de Economía, Hacienda y Recursos Humanos, Emilio
Carreira, que compareció sin poner la pasión necesaria para
reflejar adecuadamente la posición del Gobierno, de un
Gobierno sabedor de su mayoría absoluta que lleva bastantes
años tumbado, como la liebre del cuento, a la sombra de un
buen árbol, lo que pasa es que las tortugas de este cuento
no son tan lentas y el camino recuperado es mucho, por lo
que el final del cuento, o cambian mucho las cosas, o se
repetirá.
Ya se avanzaba desde este diario y también lo han notado los
integrantes de la oposición, el gobierno está inmerso en una
mezcla de pasividad e indiferencia, lleno de palabras vacías
de contenido, como así lo reflejó ayer en su intervención el
líder socialista, quien de forma insistente enumeró todas y
cada una de las propuestas acordadas en sesión plenaria y
que el Gobierno no ha ejecutado.
El cuento contado ayer por Carreira fue el mismo que el
presentado en la aprobación inicial de estos presupuestos,
que los mismos “son para mejorar la calidad de los
servicios”. El Gobierno de Vivas debería dar ejemplo de
liderazgo en la pasión política, no en las mentiras piadosas
o pecadoras. Hay que reivindicar una política que no se
amilane ni se acompleje ante las dificultades, que no son
pocas, a las que se enfrentan a diario los ceutíes. El
debate de ayer volvió a mostrar a un Gobierno que no tiene
para nada claro donde quiere dirigirse, y lo peor de todo es
que este Gobierno no se da cuenta de los errores o peor aún
no atiende a los consejos y sigue gobernando por imposición,
alejándose cada vez más de las realidades de una sociedad
ceutí hastiada y cansada de tantas palabras y tan pocos
hechos.
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