Desde el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía, nos
hemos visto obligados a hacer un recorrido por la Historia,
y a recordarles a algunos el sentido que originariamente ha
tenido el concepto de “Política”. La Política nació hace ya
mucho tiempo atrás, como un instrumento destinado a
organizar y administrar la sociedad con el único objetivo de
garantizar a los ciudadanos una convivencia pacífica, por lo
que su principal función es velar en todo momento por los
intereses del pueblo, una tarea que siempre ha estado
integrada como es lógico en el ejercicio de la función
pública.
Sin embargo, y teniendo en cuenta que nuestra Real Academia
de la Lengua mantiene que el concepto de “política” sigue
siendo el mismo, todos somos testigos de que con el paso del
tiempo, el significado de este concepto se ha ido
degradando, pero no porque el término haya evolucionado
precisamente; sino más bien por haber ocurrido todo lo
contrario. No se trata de un cambio conceptual, sino más
bien semántico. Desgraciadamente han sido aquellos que han
estado al frente de la Política, quienes con su ineptitud
y/o su ánimo de lucro, han ido desvirtuando su objetivo real
y fundamental. No hace falta irse muy lejos para comprobar
que ello es así. En nuestra propia ciudad, en Ceuta, la
Política se ha convertido para muchos en un lucrativo
negocio, personas que olvidándose de lo que una vez llegó a
representar esa palabra, han encontrado en esta la mejor
manera para llenar sus bolsillos. La única preocupación de
algunos políticos de nuestra ciudad, que se comportan muy a
menudo como verdaderas hienas, es intentar por todos los
medios, mantener sus “chiringuitos”, los cuales se han
montado gracias al engaño. Pues aquellos ciudadanos que en
su día les votaron, lo hicieron creyendo que iban a estar
representados; es decir, creían que iban a ser sus intereses
(los de los ciudadanos) los que iban a ser defendidos, y no
los particulares, los de los amiguetes o familiares de
aquéllos a los que votaron.
Observamos cómo nuestra pequeña ciudad se ha convertido en
una gran empresa para muchos. Los intereses de los ceutíes
han pasado a estar desplazados a un segundo o incluso a un
tercer plano, mientras que los de aquellos que se creen
intocables y que piensan que nunca tendrán que rendir
cuentas, son los únicos intereses que realmente son
defendidos. Este comportamiento, caracterizado
fundamentalmente por un depredador afán de lucro, y por la
falta de escrúpulos, definitivamente creemos que es lo que
ha hecho que nuestra ciudad haya tocado el fondo de la
desidia y el descontento.
Sin embargo, a pesar de este triste y desolador panorama
político, creemos que lo último que hay que perder es la
esperanza, y que por si algo merece la pena luchar, es por
mantener la dignidad del pueblo ceutí. Así, de manera
intencionada, en este artículo, se ha pretendido que el
término “Política” aparezca escrito en mayúscula,
fundamentalmente porque creemos en el gran valor que
representa esta palabra, así como en la gran responsabilidad
que supone ejercerla. Por eso, el MDyC nos negamos a formar
parte de aquellos que olvidaron lo que un día representó la
“Política”, y que por supuesto, y a pesar de todas las
hienas que continúan viéndola como un negocio, seguimos
creyendo que aún sirve única y exclusivamente para
representar al pueblo, y sobre todo, es lo fundamental y
evidentemente, el sentido lógico de la Democracia, siendo
esto lo que verdaderamente legitima el ejercicio de la
misma.
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