Un nuevo vertido de fuel se
produjo ayer en las costas ceutíes y nuevamente por la
fisura, esta vez en un tanque, de la empresa Cepsa. Muchos
se afanan en criticar las medidas de actuación así como la
forma de proceder de las diferentes administraciones. Lejos
de entrar a valorar cómo se debe de actuar en este tipo de
situaciones si parece alarmante que en tan sólo dos semanas
se hayan producido vertidos (hace dos semanas al mar y ayer
a la playa de Benítez) y en ambas situaciones por fisuras en
el equipamiento de Cepsa.
Parece ilógico que una empresa del nombre y prestigio
internacional que tiene Cepsa, que supuestamente debe
cumplir con una serie de requisitos así como llevar de forma
exhaustiva unos controles de todas sus instalaciones, se
haya visto envuelta en este breve espacio de tiempo afectada
por dos fisuras que han provocado el vertido de fuel-oil.
Puestos en esta situación se antoja necesario exigir a la
empresa en cuestión realizar una minuciosa revisión de todas
sus instalaciones con el fin de garantizar que este tipo de
accidentes no se van a volver a repetir, o por lo menos no
en tan corto espacio de tiempo. Ahora deberán ser las
autoridades competentes en la materia los que deberán abrir
una investigación y valorar los daños producidos en el
litoral ceutí debido a estos vertidos y dictaminar se
corresponde o no sancionar a la empresa por un hecho que,
aunque fortuíto, ha podido causar un grave impacto
medioambiental. Desde la misma empresa se debería realizar
las investigaciones pertinentes con el fin de depurar
responsabilidades y dictaminar las causas de estas fisuras
tan seguidas en el tiempo así como continuar con la revisión
de toda la instalación para intentar prevenir que pueda
sucederse un nuevo incidente de estas características.
En cuanto a las labores de contención y limpieza del
vertido, sólo se puede decir que las decenas de operarios
que hasta la zona de Benítez se desplazaron trabajaron a
destajo con el único propósito de evitar que el fuel-oil
llegara al mar, un trabajo que visto desde fuera sólo se
puede catalogar de duro y tremendamente desagradable, así
que correcta o incorrectamente, los efectivos lograron
contener el vertido y evitar así un daño ecológico mayor.
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