El presidente cubano, Raúl Castro,
en su discurso ante la Asamblea enfrió el deshielo al
anunciar que la isla no renunciará a su sistema político
socialista, a pesar del acuerdo con los EE. UU para
restablecer las relaciones diplomáticas.
No podía ser de otra forma, el discurso lanzado por Raúl
Castro ante la Asamblea, pues decir lo contrario sería
haberse puesto a los píes de los caballos ante los
representantes de la Asamblea cubana. Además advirtió que la
“lucha” para acabar con el bloqueo “será larga y difícil”.
Todo el discurso muy estudiado par que nadie dudara de las
intenciones de los hermanos Castros de seguir con su
revolución cundo sabe a ciencia cierta que, más pronto que
tarde, ese desbloqueo se iniciará por el bien de Cuba y
sobre todo del pueblo cubano.
Hasta ahora Venezuela ha venido enviando gratis petróleo a
Cuba pero, en estos momentos, al precio que se ha puesto el
barril de crudo, y los grandes problemas económicos que
tiene Venezuela no va a estar en condiciones de seguir
subvencionando el castrismo. Y por si esto fuese poco Cuba
ya no cuenta con la Unión Soviética para sobrevivir, como
ocurrió cuando la guerra fría, que contó con todo el apoyo
de los rusos, pues Moscu tampoco está para regalar nada. Y
menos, crudo.
De ahí, que pese al discurso de Raúl Castro, la demanda de
que se levante el embargo por el bien de Cuba, que sin las
ayudas antes mencionadas, se está asfixiando llegará sin
remisión el desbloqueo y el acuerdo entre Cuba y los EE. UU,
porque, al fin de cuenta, como bien ha dicho Obama,: “todos
somos americanos.
Un levantamiento del embargo por cuya eliminación apuestan
decididamente los grandes lideres financieros y económicos
americanos, que ven en ese levantamiento del embargo una
oportunidad para intervenir en Cuba con sus capitales y
levantar el país cubano. Les guste, a algunos idealista de
pacotilla, más o les deje de gustar, el dinero es el dinero
y los negocios son los negocios y, desgraciadamente, esto
sólo lo pueden hacer los grandes capitales que están
dispuestos a invertir en Cuba.
Tanto es así que entretanto, el fondo único de inversión de
los Estados Unidos que invierte en acciones de empresas que
se verían favorecidas por una eventual eliminación de las
restricciones comerciales y financieras de la isla, ha
pasado de tener décadas si movimiento alguno, ha pasado a
subir un 67%, desde que el presidente Obama y el presidente
cubano Raúl Castro, hablaron para llegar a un acuerdo y
desbloquear el embargo a la isla.
Mientras los capitales americanos aplauden que se quite el
embargo a Cuba, el régimen de La Habana, indudablemente, ve
en ello una liberalización de la economía por el efecto de
una mayor prosperidad que podría tener en las ambiciones de
los cubanos por más libertades políticas. Y eso, por
supuesto, no interesa de ninguna de las maneras al régimen
cubano que, sin lugar a duda, se resentiría.
La solución a este problema, Obama y Castro, se verán las
caras en la cumbre de las Américas, y entonces puedan tratar
de progresar en este deshielo.
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