Decían, en mi pueblo, cuando las
predicaciones desde el púlpito servían tanto como sirven hoy
los medios de comunicación, que “predicar en el desierto es
sermón perdido” y de eso no sé si se ha enterado nuestro
alcalde, especialmente al hablar de las navieras, a las que
tilda de “lastre” para el desarrollo de Ceuta.
Esta afirmación está tan manida que, a uno le cuesta trabajo
creer que, con sus años como alcalde, él mismo se crea que
pueda causar cualquier tipo de efecto, ni a las navieras, ni
a quienes oímos eso.
Llevo diciendo, en los últimos días, que este año que va a
entrar, con eso de las elecciones vamos a tener que oír
demasiadas homilías, muchas más promesas y pocas cosas
positivas, en cuanto pase el último domingo de mayo.
Y Juan Vivas, que es de Ceuta y lleva casi toda su vida en
la ciudad, debería dar por sentado que el asunto de las
navieras es algo tan insolucionable, o lo ha sido, que más
que asignatura pendiente es la asignatura que ningún alcalde
aquí, en Ceuta, fue capaz de aprobar, ni será capaz de
acercarse a “un aprobado de saldo”.
Desde que vine, por primera vez a Ceuta, allá por el año
1978, he oído millones de veces soluciones para que el
problema de las navieras quedara resuelto y ahí seguimos,
tras haber pasado por el Ayuntamiento una decena de
alcaldes, cada uno de un pelaje distinto, pero, en este
asunto, con los mismos resultados todos ellos, o lo que es
lo mismo, sin lograr nada positivo.
Y ahora, como en el circo y su número estrella, Juan Vivas
apuesta por poner tope a las rotaciones, con unas ideas que
podrían ser válidas para los tres primeros meses y luego más
tarde la comodidad se habría perdido y los precios seguirían
siendo los que quisieran seguir poniendo las navieras. Así
nos da “su solución” Juan Vivas:” desde el punto de vista de
la comodidad sería peor, pero desde el punto de vista
económico sería muchísimo mejor”. Esta es la fórmula
imaginativa de nuestro alcalde:”poner un tope de
rotaciones”. No lo entiendo y pocos de los que vivimos en
Ceuta hoy llegaremos a entender que se nos cierren aun más
las dificultades existentes.
Lo que hemos dicho y tendremos que decir más veces:”palabras
y sólo palabras” que nadie se cree, porque tras esas
palabras no se ven los hechos que vayan a beneficiar a los
que vivimos aquí y Juan Vivas debiera saberlo bien, porque
de los muchos años que lleva viviendo en Ceuta, casi toda su
vida, muchos de ellos los ha vivido como alcalde y en el
terreno de las navieras no podemos decir que con él se haya
mejorado, ni haya perspectivas de que se mejore, como no se
mejoró con los helicópteros “que Dios tenga en su Gloria”.
Todo el problema de estos días con las navieras o con alguna
de ellas está en que han dejado de existir esas ofertas que
había para familiares de residentes y que, de la noche a la
mañana, han desaparecido. Claro está que ese problema habrá
afectado al alcalde o a los concejales, tanto como a mí,
pero mientras mi voz ante estas navieras sonará “tanto” como
suena la voz de los pobres en los pajares, la del presidente
de la Ciudad o alcalde debiera sonar más, algo más, pero
allí, ante las mismas narices de las propias navieras, no en
un medio de difusión, simplemente.
Restablecer esa oferta sería muy interesante, pero mucho más
interesante sería establecer unos precios muy distintos a
los que hemos tenido y seguimos teniendo, con una, con otra
y con todas las navieras que han operado, los últimos veinte
años, en el estrecho.
En definitiva, terminaré como empecé:”predicar en el
desierto”.
|