Hasta hace muy pocas horas, yo
estaba convencido de que el principal autor de las
“gilipolleces” que afloran, de vez en cuando, en Caballas
era, ni más ni menos que, Juan Luis Aróstegui, al que
conozco, desde hace muchos años, y del que, hasta ahora, no
he detectado ni palabra mala, ni una acción que vaya a tono
con la época y la ciudad, en la que vivimos.
Ahora y para sacarme de mi ingenuidad, a pesar de los años,
tengo que reconocer que “me había perdido en los árboles y
no había visto el bosque, al completo”, porque las últimas o
ya las penúltimas manifestaciones de Mohamed Alí vienen a
ser del tipo ese de que “dos que duermen en el mismo
colchón...”, referidas las manifestaciones de Mohamed Alí al
rechazo a las devoluciones de inmigrantes ... que tantos
problemas han ocasionado y van a seguir ocasionando a Ceuta
y a Melilla.
A estos sujetos y a otros de la “progresía barata” habrá que
empezar a llevarles a su casa cuatro, de cada cinco
inmigrantes clandestinos que lleguen a Ceuta, para que los
acojan, les de comida y habitación o les hagan miembros de
su propia familia.
Está clara una cosa, Mohamed Alí parece no conocer lo que es
Ceuta, no sabe los problemas que tiene, no se entera de
hasta donde pueden llegar las consecuencias sociales,
económicas y sanitarias de esas llegadas incontroladas.
Mohamed Alí no se entera de nada o no se quiere enterar y
parece que va por el mismo camino y con el mismo ritmo que
Cecilia Malmström, cuando habla de estos inmigrantes y lo
que hay que hacer con ellos.
Claro está que el caso de la “CECI” es distinto, porque ella
vive a 3000 kilómetros de Ceuta, nunca estuvo en nuestra
ciudad y, posiblemente, si se le da un mapa mundial no sepa
colocar Ceuta, en su justo sitio, ni a mil kilómetros de
donde está. Pero que un ceutí de nacimiento, que trata de
hacer política y vivir de la política aquí, ahora mismo
admita que hay que recoger a todos los que llegan, sea por
el camino que sea, digo que si un político de Ceuta defiende
eso habrá que negarle todos los pocos votos que tiene para
que se pueda dedicar, especialmente, a otros menesteres que
no perjudiquen a esta ciudad.
Afortunadamente, para algo bueno, sin que sirva de
precedente, tiene que valer una mayoría absoluta y esa
mayoría absoluta del PP hizo que el pasado jueves se
aprobara en el Parlamento la Ley de Seguridad ciudadana, en
la que, entre otras muchas cosas, se da una cláusula para
respaldar las devoluciones en las fronteras de Ceuta y
Melilla.
Cuando Mohamed Alí dice que su formación política, esto es
él y dos docenas más, están totalmente en contra de esta
ley, está acercándose a su “prima” la CECI, o a algunos
organismos que desconocen el problema de la inmigración
clandestina, causa de la absurda descolonización que
hicieron, desde ciertos despachos europeos, a base de una
regla, un compás y un cartabón y con el desconocimiento de
las diversas etnias y sus problemas, en los lugares de
origen.
Tengo que repetir que, desde el otro lado del estrecho se
puede ver de una forma, desde Europa de otra, pero desde
Ceuta es intolerable que se abogue por recibir aquí a todo
el que llegue, venga de donde venga y trate de lo que trate.
Por eso y no por otra razón, desde las principales esferas
gubernamentales, si no a la CECI por ser de donde es, sí a
Mohamed Alí, por ser de aquí de Ceuta, habrá que llevarle el
80% de los inmigrantes ilegales que intenten asentarse en
estas tierras. Yo confío en la generosidad de Mohamed Alí y
en que él, en su casa, los va a atender muy bien, además de
que estará feliz por haber hecho eso. Que así sea.
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