El Acuartelamiento de García Aldave acogió ayer los actos en
honor a la Inmaculada Concepción, vinculada desde 1585 a la
Infantería como su patrona tras el conocido como Milagro de
Empel, en el que los soldados españoles lograron imponerse
en Flandes el enemigo a pesar de que este aparentaba estar
mejor situado y las tropas españolas estaban casi
desahuciadas. La victoria se produjo después de que uno de
los soldados encontrara una imagen de la Inmaculada
Concepción y desde entonces los soldados se han encomendado
a ella durante la batalla.
La gesta inspira cada 8 de diciembre y ayer volvió a
impregnar el aire de García Aldave en un acto al que
acudieron decenas de civiles. El coronel Marcos Llago
Navarro tomó la palabra para recordar que la Infantería no
es la masa informe, sino la compañía y la singularidad que
suman uno a uno sus soldados al esfuerzo colectivo del
deber, la patria, y del honor. “La reina del combate,
necesita a su lado a sus hermanos”, recordó el coronel para
destacar también la necesidad del apoyo para que la
Infantería se adapte a los nuevos tiempos, con el empleo de
nuevas técnicas de combate y armas más modernas.
“Somos herederos y depositarios de una tradición militar con
magnánimas victorias y sufridas derrotas”, recordó Llago
Navarro antes de que se rindiera homenaje a los caídos por
España. Un acto mediante el que se depositó una corona de
laurel por parte del comandante general, el presidente de la
Ciudad Autónoma, y el Inspector General de Sanidad de
Defensa, Luis Hernández Ferrero, quien también estuvo
presente en el acto.
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