Nuestra infancia y juventud, hace ya de eso la tira de años,
estuvieron impregnadas por el espíritu de la conquista
portuguesa. A cada momento, a cada instante, en cualquier
ocasión, se nos recordaba la figura del rey portugués Joao I
y de sus hijos, en especial la de Enrique. En la escuela y
después en el instituto se hacía alusión al legado portugués
en los símbolos ceutíes, el escudo, los colores de la
bandera, a las murallas portuguesas del Foso, al aleo, a
Pedro de Meneses, a la iglesia del Valle y la imagen de su
virgen, etcétera, y no se recataban a la hora de ilustrarnos
con anécdotas de la llegada y conquista de la ciudad y
defensa de la misma con la edificación de la Muralla Real
con su foso marítimo, los baluartes de la Coraza, de la
Bandera, el espigón de la Ribera y el baluarte de los
Mallorquines, encargadas todas ellas por el rey portugués
Juan III. Asimismo, los políticos de aquel lejano entonces
competían en recordarnos sin rubor nuestro pasado portugués
y hablaban de él con pasión.
De entonces acá, lentamente, pero sin pausa, hemos asistido
y hemos sido testigos privilegiados, sin inmutarnos, de la
desaparición de todo, o de casi todo –¿queda algo?– de
cuanto hasta hace poco daba explicación a nuestra propia
existencia. Al alegre paso del tiempo hemos ido cuestionando
las verdades en las que habíamos basado nuestra existencia
y, así, corremos el peligro de que la vida se asiente en el
vacío. Parece, citando a Muñoz Molina, que cabalgamos entre
las certezas del ayer y los malos augurios del porvenir.
El 21 de agosto del próximo año 2015 se cumplirá el 6º
Centenario de la conquista de Ceuta por los portugueses. A
tal efecto se creó la Fundación “Ceuta 2015, crisol de
culturas” para preparar y llevar a buen término y celebrar
la efeméride con la mejor dignidad posible. Poco hemos oído
en Ceuta sobre las actividades de la citada Fundación, a
cuyo frente está el exalcalde Fortes. De inmediato lo que
llama la atención de la Fundación es el nombre, “Ceuta 2015,
crisol de culturas”. No acierto a ver la relación que
pudiera existir entre este nombre y lo que se va a celebrar,
que es la conquista de Ceuta por los portugueses. No se me
oculta que esa denominación de la citada Fundación es un
eufemismo políticamente correcto para que una gran parte de
la ciudadanía ceutí no se alborote y huya en masa de los
fastos que, supongo, se celebrarán en el mes de agosto
venidero. Aun así, hay quienes arguyen que celebrar el 6º
Centenario herirá sensibilidades, concretamente las de los
ciudadanos ceutíes de religión islámica. Ya hablan de que lo
que se va a celebrar es una masacre, una matanza de los
habitantes de la Ceuta de aquel 21 de agosto de 1415. La
realidad es que esos ceutíes de religión islámica se sienten
concernidos con quienes habitaban en aquella Ceuta medieval
y por eso se resisten a celebrar el 6º Centenario. Sin lugar
a dudas, respiran por la herida de la religión, de la etnia,
de la raza y de la cultura.
Pero no crea el lector que sólo los ceutíes musulmanes son
los únicos que se oponen y se resisten a celebrar la
conquista, no, pues hay algunos no musulmanes reacios
también a la celebración. Suelen argumentar que la llegada y
conquista de Ceuta por los portugueses interesa, en todo
caso, sólo a Portugal, pero no así a los españoles. Aquella
historia nada tiene que ver con los ceutíes, dicen. Proponen
celebrar, en su lugar, la unión con España en 1668. Tal vez,
estos ingenuos hayan obviado que sin la llegada y conquista
de Ceuta por los portugueses, jamás Ceuta se habría unido a
la corona española del rey Felipe IV. Para ser españoles,
para ser lo que ahora somos, léase bien, hubo que pasar por
la conquista de Ceuta por Portugal. Pues, sin la conquista,
Ceuta sería en estos momentos una ciudad arabo-islámica,
pertenecería a un Estado teocrático que se gobernaría a
golpe de sharia, con el corán encima de la mesa y sus
habitantes serían súbditos, no ciudadanos de pleno derecho.
No hay que esforzarse mucho para hacernos una idea de cómo
sería Ceuta en caso de no haber sido conquistada por las
huestes del rey portugués Joao I. Ahí al lado tenemos a
Marruecos. Por ejemplo.
¿Quiere esto decir que habremos de destinar nuestra historia
en la que estén presentes como antagonistas los
arabo-musulmanes a un oscuro y polvoriento cajón para no
herir sensibilidades? ¿Quiere esto decir que los españoles
habremos de ocultar los exactamente 781 años de Reconquista
en el desván para no herir las sensibilidades de los que han
llegado después y se han ido asentando en nuestro país?
¿Quiere esto decir que allá donde fueren los arabo-islámicos
constituirán un pueblo inintegrable dentro de otro pueblo?
PD/ Faltan exactamente 37 semanas para celebrar el 6º
Centenario de la conquista de Ceuta por los portugueses, el
21 de agosto de 2015.
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