Hace un sol espléndido en la
mañana del viernes, 5 de noviembre. Y no quisiera que más de
un energúmeno me amargue mi transitar por el día del inicio
del puente festivo de la Constitución e Inmaculada.
Deseándoles a las personas trabajadoras y contribuyentes,
que gocen y disfruten de estos días de descanso y
vacaciones, al tenérselo más que merecido. Pero no así, a
gran parte de la casta política española, porque es el
componente viral maligno de todas las dolencias que sufre
España. Teniéndonos enfrentado, los unos contra los otros.
Mientras ellos, si les convienen, son capaces de pactar
hasta con el diablo, con tal de proseguir con su hegemonía
inquisidora. Diciendo un día blanco y al otro negro,
dependiendo si están en la oposición o en el poder.
No extrañándome, por tanto, que la secretaria general del PP,
María Dolores de Cospedal, tenga intención de pactar con el
PSOE, en caso de perder las elecciones generales del año
próximo. Demostrándose, una vez más que, este bipartidismo
presuntamente corrosivo, despiadado y corrupto español, es
la causa causante del mal político y de las desgracias
democráticas que acarreamos desde la dictadura de Franco y
hasta nuestros días.
Consecuentemente, si significativa fueron las imágenes
emitidas por diferentes cadenas de televisión, de la visita
realizada por la ciudadanía, al Congreso de los Diputados,
en la jornada de puertas abiertas. Más reveladoras e
indicadora fue el sentir popular en las declaraciones
efectuadas por muchos de los visitantes, al ser preguntados
por los políticos, cuando se encontraban entre los escaños
de sus excelencias los diputados. Existiendo un clamor
contra la corrupción expandida presuntamente por casi todos
los niveles políticos del Estado español, desde la Casa Real
y hasta el ente menos insignificante. Pero, menos mal que,
la Justicia está haciendo su labor y van cayendo uno tras
otro. No teniendo ningún penar, porque el presunto chorizo,
el expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra,
entrara en prisión hace unos días. Así que, ahora, que se
joda y que le vayan dando vaselina perfumada.
Me es casi totalmente imposible obviar a la gentuza
repugnante de la casta política que se lo ha estado llevando
o lleva en A o en B, sin tener el mínimo remordimiento.
Aunque, más de uno no dormirá ya tranquilo. Porque al bajar
la marea de su abundancia ratera… Está aflorando el lodo que
tenían oculto, desde hace décadas, en sus cloacas porqueras
y cochineras.
Tampoco quiero pasar sin citar al presunto impresentable
consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier
Rodríguez, por sus nuevas y polémicas declaraciones
realizadas sobre la crisis del ébola y, sobre la auxiliar de
enfermería contagiada por ese mortal y maligno virus. Siendo
destituido, por fin, por sus mentores del PP, porque es
mucho el presunto daño doloso que ha causado con sus
declaraciones. Así que, a éste, que le vayan dando también
‘los homenajes’ que se merece.
Estimado lector, a mis señorías que son las suya, se les
hace el culo caldo y la boca miel de la burra de mi compadre
el ‘Tío Pericón’ de la Cañada de los Tomates de Algeciras.
Con toda la parafernalia celebrada con motivo de la
conmemoración del 36 aniversario de la Constitución española
de 1978.
Ley de leyes o Carta Magna, que está más cuestionada que
nunca, por encontrarse obsoleta, caducada y trasnochada en
los tiempos actuales. Necesitando una profunda reforma ya
que, entre otras cosas, es machista discriminándose a la
mujer a favor del hombre, en un tema tan fundamental como es
la sucesión de la Corona española. Realeza que no tiene
ninguna razón de ser en un estado democrático de derechos y
libertades. Porque, creo y entiendo que, todos los poderes
deben emanar del pueblo y no impuestos arbitrariamente, como
presuntamente ocurrió con la reciente subida al trono del
actual Monarca.
Constitución española, en la que no se sustentan muchos de
sus artículos y apartados. Porque si sirvieron
provisionalmente en la transición política. Actualmente no
tienen ninguna razón de ser, como es el mantenimiento del
actual modelo territorial español. Debiéndose hacer frente
ya, de una vez por todas, a esa cuestión tan fundamental.
Porque más mentiras no caben ya que, el actual federalismo
encubierto con el sistema autonómico, debe clarificarse por
el bien del futuro de los pueblos que cohabitan en este
estado de estados o, Nación de naciones y regiones llamado
España. Debiéndose, además, eliminar el Senado (Cámara
territorial), las mancomunidades de municipios, diputaciones
provinciales y cuantos estamentos sean parasitarios. Así
como rebajar el número de cargos públicos, porque ‘cuanto
más gatos más ratones’.
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