Ceuta vivió ayer uno de los
momentos más esperados en los últimos cinco años y medio.
Tras una larga espera cargada de inconvenientes y
contratiempos, de búsqueda de fondos para paliar el elevado
gasto, y de publicaciones ocultas e incomprensibles
censuras, el obispo de Cádiz y Ceuta procedía a la bendición
e inauguración de la Iglesia de San Francisco, ante la
presencia de cientos de fieles que durante estos años han
tenido que armarse de la paciencia, a la que ayer hacía
referencia monseñor Zornoza Boy durante su homilía, ante el
oscurantismo y el secretismo impuesto desde el Obispado de
Cádiz y Ceuta durante, especialmente, los dos últimos años.
Pero el de ayer no era día de seguir con los cuchillos entre
los dientes, sino el de enterrar todas las hachas de guerra
que durante estos últimos años han blandido ambos bandos. El
de ayer era el día, tal y como así insistió el obispo, de
dar gracias a Dios por conseguir, con el esfuerzo de todos y
especialmente de la feligresía involucrada desde el primer
momento de recuperar este importante templo de la ciudad, la
reapertura de las puertas de San Francisco, de olvidar todos
los inconvenientes surgidos durante estos años y de vivir
con alegría la recuperación esta iglesia regentada por los
padres agustinos.
También era el día de las fotos, de los apretones de mano y
de posar diciendo “mirar lo bien que lo hemos hecho”, aunque
todavía queden cosas en el tintero como la recuperación de
un retablo, que pese a contar el Obispado con varios
presupuestos para su restauración, ha preferido obviarlo y
dejarlo para más adelante, o simplemente dejarlo. Pero pese
a estos detalles, el de ayer fue un día para marcar en el
calendario y para no olvidar ya que se recuperaba para la
ciudadanía uno de los templos más emblemáticos de la ciudad
y del que ya se puede volver a disfrutar.
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