Desesperada. Así se encuentra Natividad Rojas. Ella, junto
con sus dos hijos de 9 y 5 años, y su pareja vive en una
casa de planta baja en la barriada del Sardinero. Desde hace
diez años está buscando una salida a un hogar que está
declarado en ruina técnica y que no puede arreglar por falta
de ingresos. En la actualidad, en su casa sólo entran 560
euros gracias a las dos ayudas que reciben ella y su pareja,
de 280 euros cada una, tras haber finalizado el Plan de
Empleo. Un dinero que no les alcanzada para solucionar su
situación y está ha ido empeorando. Ahora mismo, esta
familia convive con ratas, cucarachas y todo tipo de
insectos. Los días de lluvia, el agua se filtra por todas
las habitaciones, el suelo es simplemente cemento, mientras
que las humedades están en toda la vivienda. Pero, lo peor
es el techo que amenaza con venirse abajo y así lo cuenta
Natividad.
Esta mujer ya no sabe qué hacer. El próximo día 10 de
noviembre tiene cita en Servicios Sociales, aunque no cree
que la vayan a ayudar ya que, según afirma, no lo han hecho
hasta ahora. “Se pasan la pelota unos a otros y ya no se a
dónde acudir”, explica.
Natividad ha solicitado en varias ocasiones una vivienda de
protección oficial, pero no se la han dado. La solución que
le han expuesto desde la administración, según señala, es
que venda la vivienda, propiedad de su pareja. Sin embargo,
Natividad no quiere llegar a este extremo y sólo pide ayuda
para rehabilitar la vivienda. Ella lo ha intentado y tras
ser beneficiaria del Plan de Empleo contrató a una persona
para que le arreglará el baño. Sin embargo, la dejaron
“colgada” y con la obra a medias. El trabajador desapareció
después de coger el dinero. Ahora, se despierta cada día
mirando al techo esperando que resista un poco más.
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