Al lector: No se si esta carta podrá estar leyéndola en las
páginas de el Faro de Ceuta, cabe la posibilidad de que para
revestirse de una falsa pátina de ecuanimidad o pluralidad,
la publiquen, también está la opción de que como tantas
otras cosas, la censuren u oculten. En todo caso quisiera
compartir algunas reflexiones sobre el comportamiento de
este medio de comunicación y el camino al que lo lleva las
posiciones de su línea editorial de los últimos años, y
quiero hacerlo desde el ejercicio de mi libertad de
expresión. El que se denomina “decano” de la prensa escrita
de la ciudad, es el mayor exponente de un sistema
pervertido, un sistema de relaciones de los poderosos con la
política, un sistema donde el dinero público está al
servicio de los intereses particulares, un sistema con el
que hay que acabar. En este medio la opinión se impone a la
información, la manipulación condiciona a la información, y
la libertad profesional de los periodistas está secuestrada
por las ínfulas de quienes dirigen y marcan la línea
política del medio.
Recientemente oíamos a su editor decir públicamente, en un
programa de la COPE donde participa y al que me retó a
asistir, que su principal interés era la viabilidad
económica de su empresa, y de una manera muy gráfica,
explicaba su relación con el poder afirmando que se acercaba
a la “acera de la derecha o de la izquierda” según fuera el
color del partido político que tuviera el gobierno. Esto fue
toda una declaración de principios y un ejercicio de
sinceridad que sólo corrobora la certeza, cada vez más
extendida entre los ceutíes, de que lo que se puede leer en
las páginas de este periódico está enfocado desde los
intereses del que paga.
Como una empresa que vende publicidad definía en ese mismo
programa el editor a su periódico, añadiendo que tenía
muchos trabajadores a su cargo, de esta manera justificaba
que el dinero público, de todos los ceutíes, tenía que
llegar a sus arcas. La cuestión es por qué esta empresa
tiene más derecho a recibir dinero público que cualquier
otra empresa de cualquier otro sector, por qué las empresas
que “venden publicidad” están apoyadas con dinero público y
no las que venden productos de alimentación o ropa, por
poner cualquier ejemplo; la cuestión es por qué los empleos
de sus trabajadores tienen que estar asegurados con cargo a
los presupuestos generales de la ciudad, mientras la de
otros están en manos del buen hacer de sus empresarios y de
la buena gestión. Este sistema por el que el poder trata de
perpetuarse a través de medios de comunicación que se les
echan en los brazos a cambio de recibir fondos públicos que
les garanticen sus beneficios, es parte del problema de la
degeneración a la que hemos llegado tras estos treinta y
cinco años de democracia, y un exponente de la necesidad de
corrección que tenemos que llevar a cabo en la regeneración
democrática.
Lo que vamos a hacer en cuanto tengamos la responsabilidad,
es diseñar un sistema de contratación de publicidad
institucional, entendida esta como aquella información que
hay que hacer llegar al conjunto de la ciudadanía por un
interés general y que no se pueda hacer llegar por medios
propios de la Administración, basado en un precio fijo del
anuncio, de tal manera que la cantidad a recibir por los
distintos medios estará determinado por ese precio y por el
dato objetivo y demostrado de número de periódicos vendidos,
visitas en web, oyentes o telespectadores según la modalidad
del medio.
Lo que ocurre en la actualidad es obsceno, El Faro de Ceuta
se lleva el setenta y cinco por ciento del dinero público
que este Gobierno destina a la prensa escrita, más de
setecientos mil euros de una partida de un millón
cuatrocientos mil euros, así las cosas no es de extrañar que
estén dispuestos “a matar” por mantener sus prebendas, a
nadie le extrañará las campañas de desprestigio fundadas en
tergiversaciones cuando no directamente en falsedades contra
quienes atacamos la mano que les da de comer.
Personalmente no me preocupa esas campañas, mucho menos que
quienes las arguyen y firman tengas verdades inconfesables
que desde luego nos les permiten estar en esas atalayas de
moralidad desde las que se permiten mirar a todos los demás
y que la ciudadanía tal vez debería conocer. Las páginas de
El Faro hablan por si solas de lo que es El Faro, pero es un
ejercicio saludable poner letra a los pensamientos y
compartir con los ciudadanos y ciudadanas las distintas
visiones que también existen, más allá de los intereses
creados y de las campañas de alabanzas o desprestigio según
sean favorables a los intereses o no.
Vamos a acabar con estas relaciones insanas que se apoyan en
las arcas municipales, vamos a acabar con las redes
clientelares, vamos a devolver el sentido al uso dinero
público, vamos a devolver la honestidad y la transparencia a
la gestión de lo público, en definitiva, vamos a recuperar
el gobierno para los y las ceutíes.
*Candidato a la presidencia de la Ciudad Autónoma de Ceuta
por el PSOE
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