Es como se enjuicia desde el
propio ICD todo lo relacionado con los dos polideportivos,
Díaz-Flor y Guillermo Molina, dos instalaciones que han
costado, cada una en su día, un riñón y que falta de tacto,
de tino, de interés o de profesionalidad, las están
colocando en la UCI.
Y personal, al menos en teoría, casi siempre personas del
“asa de la caldera”, sí que hay, al tiempo que trabajadores
competentes están ahí y más de uno llevándose las manos a la
cabeza, al comprobar que, directores o directoras,
subdirectores o subdirectoras, jefes de mantenimiento y
“demás allegados”, debieran estar pero no siempre están.
Y eso que, desde mi punto de vista, aparte de que algunos
hayan tenido el “empujoncito” del político de turno, son
personas que están o deben estar preparados para cumplir
como los buenos.
No me explico esa dejadez, no me explico como de las tres
premisas, querer, saber y poder, se deja “a medias” la
primera, se quiere pero ... “depende” cuando.
Y de las docenas de quejas de irregularidades que nos han
llegado, tan sólo voy a tocar un par de ellas, o poco más.
Por ejemplo, que en el López Díaz-Flor, haya habido, no hace
mucho, la imposibilidad de ducharse en la piscina, por no
tener cloro, o que un día quedara la piscina cerrada y se
puso la disculpa de que había habido un tubo roto.
El López Díaz-Flor que fue la obra faraónica de hace más de
20 años, ha pasado por todo tipo de irregularidades, todavía
recuerdo haber visto, no es que me lo contara nadie, como
alguien que vigilaba o custodiaba aquello, sin estar
inaugurado aún, se dedicaba a “cañonear mosquitos” que
dejaron sus marcas y que costó un dinero extra ponerlo en
orden.
Por lo que respecta al Guillermo Molina, más de lo mismo.
Otra obra faraónica con el PP en todo lo alto y ya empezaron
por no haber tenido el mínimo reconocimiento a quien puso
las bases del IMD, ahora ICD, José María Rodríguez Portillo,
habiéndole puesto ese nombre a las instalaciones, pero
prefirieron, posiblemente por cuestión ideológica, poner el
nombre de un joven y muy buen deportista, que todavía tenía
y tiene mucho camino para conseguir mil títulos más. Eso,
con todo, puede ser una simple anécdota.
Pero lo que no me parece una anécdota es que en horas de
comida no haya, aunque sea un auxiliar de seguridad,
responsable de esas instalaciones, que cerradas no cumplen
con su objetivo.
Y ya que estamos con el Guillermo Molina, ¿Qué podemos decir
de la deshumificadora?, o ¿Qué hay del aire acondicionado de
la pista?. Parece que reclamaciones las ha habido de
usuarios pero... “échame pan y llámame perro”, nada de nada.
Podría seguir más, en días sucesivos lo haré pero ahora,
sólo dos preguntas ¿Qué pasa con la oficina del ICD?.¿Cuándo
quedarán reparadas esas dos máquinas de bonos que están
rotas?.
Muchos problemas. El deporte es algo serio, las
instalaciones más y especialmente cuando han costado tanto
dinero. Creo que más de uno tendrá que ponerse las pilas,
porque estoy seguro de que ahí hay gente que conoce el mundo
del deporte, pero lo que hace falta es que se ponga más
interés.
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