Decir la verdad es a menudo muy difícil, mentir por omisión,
una de cuyas maneras es callar, puede hacernos culpables de
ocultar la verdad. Sin tener en cuenta de la intención, los
resultados son los mismos: los ciudadanos esperan que se les
diga la verdad y cuando no, sentimos que el diálogo se
convierte en un fraude.
Hay áreas específicas en la política en que la lucha entre
el callar y el señalar ciertas características de alguna
manera involucra sacrificar el pacto de honestidad que se
supone tenemos con los ciudadanos. Existen situaciones en
que los ciudadanos con los que convivimos pueda asumir una
actitud hostil ante ciertas opiniones. El ciudadano puede
sospechar que la respuesta que les digan puede ser hostil,
que se niegan a que les indiquemos ciertas actuaciones para
tratar ciertos problemas. En mi opinión la elección de
ocultar cierta información a la respuesta presumida no es
honesta y el ciudadano tiene el derecho a que se le informe
de los problemas reales del Gobierno de Ceuta. El político
tiene el deber de informar aun a costa de sufrir el síndrome
de ajusticiar al mensajero que trae la mala noticia. Es todo
un desafío que debemos asumir para beneficio del ciudadano,
el hacerles saber los grandes problemas que estamos
padeciendo en nuestra ciudad, por un Gobierno inútil y sin
recursos, donde su falta de argumentos lo suplen con
mentiras constantes. Muchos políticos tienen miedo de
decirle a los ciudadanos los grandes problemas económicos y
de paro que realmente estamos sufriendo en Ceuta. ¿A quién
tratan de proteger? ¿Estamos recibiendo información de los
políticos adecuados desde el punto de vista moral ético y
legal?. La actitud aparentemente bondadosa se convierte en
un bumerang para el ciudadano, porque así como el ocultar
los grandes problemas de nuestra ciudad y mentir por omisión
no es bondad ni es corrección, es simplemente cobardía.
Creo que la razón más importante de que nuestros políticos
retengan información es el miedo. Otras razones podrían ser
la falta de competencia, que se le podría asumir a muchos
político del Gobierno de la ciudad, incluyendo la pereza
mental o la apatía, que como el mentir por omisión merece
nuestra repulsa. Creo que ponernos en esta situación raya en
lo no ético, por nuestro deseo de complacer al prójimo y
hacerlo feliz. Cuando el político miente constantemente esto
violamos nuestra integridad, causando un perjuicio a los
ciudadanos de Ceuta. Los políticos tienen la obligación y el
deber de proteger el bienestar y una mejor calidad de vida
de los ciudadanos de nuestra ciudad. Decir la verdad puede
tener consecuencias aparentemente negativas para nuestros
políticos, o nuestras relaciones con ellos. Adhiero al gran
héroe uruguayo Artigas cuyo lema era “Con la verdad no
ofendo”. El político tiene que estar preparado para decir la
verdad de manera con el suficiente tacto de que si el
ciudadano se siente ofendido será por no comprender el
sentido de lo que se le dice. A veces no es la letra sino la
música la que da el sentido a nuestro verbo. Los problemas
pueden resolverse mejor cuando la verdad se dice de una
manera cariñosa y demostrando nuestro sincero deseo de
ayudar. El sentido de mi consejo es que el político cambie
una actitud por otra más positiva. Esto le permitiría
cambiar el buscar un remedio para ello, aunque no resulte
muy confortable escuchar ciertas verdades en ciertos
momentos. Debemos tener en cuenta la personalidad del
político y el estilo de comunicación más conveniente.
Expresar la verdad considerando al prójimo requiere del
político una actitud gentil, honesta, hacerlo con tacto,
acomodando nuestras palabras para cada político, teniendo en
mente su personalidad y estilo de comunicación. La buena
noticia es que la verdad, nos liberará tanto a nosotros como
a nuestros políticos.
Todo lo expresado anteriormente, viene a señalar la mala
costumbre de los políticos del Gobierno de Ceuta a contarnos
las mentiras mas grande para intentar convencernos de lo
contrario a la verdad. Este modo de actuar cansa, aburre e
indigna a los ciudadanos de Ceuta, escuchar todo los años
que nos cuentas las mismas mentiras e historias para
intentar convencernos de lo bien que gestionan nuestra
ciudad, cuando todos vemos cada día como la incompetencia y
las mentiras de nuestros políticos nos hunden dada día más
en la miseria de una ciudad arruinada y sin futuro.
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