Han sido muchas la voces que se
han alzado en la ciudad con respecto a lo relativo a la
seguridad. Unas veces con más razón y otras con menos, las
críticas han centrado una buena parte de debate político
Hace ya algo más de seis meses que aterrizó en Ceuta el
nuevo Jefe Superior de la Policía Nacional, Alfonso Sánchez,
para algunos que no le conocían, un tiquismiqui de los
uniformes. Con llegada del nuevo mando, en unos momentos
difíciles por los acontecimientos que se habían sucedido en
la ciudad y con la muerte del joven Munir en la mente de
todos, llegaron a la Jefatura Superior de la Policía
Nacional algunos cambios.
Han sido varios los meses en los que ha venido trabajando
duro para que la nuevas estructuras, los nuevos grupos y las
nuevas divisiones comenzaran a dar sus frutos.
Poco a poco, la Policía Nacional ha ido tomando posiciones,
ha ido tomando terreno y ha ido desplegándose para culminar
un plan perfectamente pergeñado para luchar con los tres
problemas más grandes que tiene la ciudad en materia de
seguridad: la inmigración, el yihadismo y la lucha
encarnizada entre bandas, ésta última que tantas desgracias
ha traído.
Horas de investigaciones, despliegue de controles por todas
las zonas más conflictivas de la ciudad y labor seria y
callada. Con estos ingredientes, los resultados no podían
tardar en llegar, era cuestión de tiempo y desde la Jefatura
Superior se pedía a todos colaboración y que se dejase
trabajar a los miembros de la plantilla policial.
Desgraciadamente no todos entendieron el mensaje y, por
ende, no supieron leer entre líneas. Pero el tiempo quita y
da razones y últimamente están empezando a verse los
resultados. Las detenciones de pistoleros llevadas a cabo,
el esclarecimiento de muchos casos, el control férreo en la
lucha contra las falsificaciones documentales y la
colaboración con otros Cuerpos de Seguridad, demuestran que
algo ha cambiado, y para bien, en lo que la seguridad
ciudadana se refiere, aunque a veces nos encontremos con la
sorpresa de la puesta en libertad de algún elemento que no
debería andar suelto por la calle.
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