El Club Deportivo San Roque afronta esta mañana una nueva
final en su lucha por abandonar cuanto antes la zona de
descenso directo, y más aún desde que la pasada jornada se
situó como último clasificado. Seis jornadas consecutivas
perdiendo son demasiadas para cualquier equipo, por eso los
rojillos deben corregir errores y ponerse el mono de trabajo
para dibujar lo antes posible el boceto de una remontada que
se antoja necesaria.
Porque cuando un equipo modesto se mete en terreno peligroso
luego es muy complicado salir, sobre todo si las distancias
se van ampliando con el paso de las jornadas. Ahora el San
Roque es último, pero está a tiro de piedra de una zona más
tranquila si logra reaccionar.
Los pupilos de Jonhy no tienen un problema de juego, pero si
de concentración. Los errores defensivos los han condenado
en encuentros en los que merecieron más por imagen y
ocasiones, pero en categoría nacional las concesiones se
acaban pagando muy caras.
Por ello la semana ha transcurrido con especial atención al
equilibrio defensivo no sólo de la última línea, sino de
todo el equipo. Porque en un sistema con jugadores de
calidad que tienen bastante llegada al área rival, es
indispensable defender desde arriba para que el contrario
sufra a la hora de sacar el esférico.
Y es ahí donde el San Roque está sufriendo la sangría de
puntos, por lo que urge mantener la concentración durante
los 90 minutos, presionar al rival como si de una final se
tratase y hacer un fútbol que ante todo sea efectivo, sin
complicaciones y alardes, pero con efectividad y
contundencia.
Y por esos derroteros ha transcurrido la semana de trabajo,
que deja al grupo convencido de nuevo de sus posibilidades,
aunque con algunos jugadores tocados que pueden trastocar
los planes de Jonhy, que no obstante tiene mimbres para
confeccionar un ‘once’ competitivo.
En principio cabe la posibilidad de que Ezequiel adelante su
posición al doble pivote precisamente para buscar equilibrio
y ganar en presión y juego aéreo en la zona ancha.
Pero la misión no será ni mucho menos fácil, ya que enfrente
estará un Guadalcacín que tras un comienzo titubeante parece
haber cogido el ‘truco’ a la categoría y en sus últimos tres
partidos ha sumado siete puntos que le han sacado de la zona
peligrosa y les ha situado en una posición cómoda.
Precisamente lo que buscan los sanroqueños, buen espejo en
el que mirarse.
Los locales basan además gran parte de su efectividad en
casa en la presión que ejerce su público y en las
dimensiones de su terreno de juego, factores a los que
también se tendrá que acostumbrar un San Roque que no puede
hacer más concesiones y debe empezar a ganar.
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