Y eso que parecía que eran
imposibles las ansias de un referéndum de secesión, desde el
presidente de la Generalidad, con el apoyo o, más bien, el
empujón, muy especialmente, de ERC.
Las cosas, pues, vuelven a su justo sitio, el intento, de
momento, ha sido fallido y los rebotes de todo esto pueden
ser múltiples, pero ya con el presidente Arturo Mas
fracasado.
Lo peor de todo para Arturo Mas es que no sabe como salir
para quedar bien con sus “compañeros de aventura”, que van a
insistir y que ante las dudas de Mas, sobre qué hacer, ERC
sigue pensando en la ruptura y advierte que la única salida
es declarar ya la independencia.
Demasiado lejos quisieron llegar y aquí hay que dar lo suyo
a cada uno, por lo que hay que valorar muy positivamente la
tranquilidad que tuvo el Gobierno, no perdiendo los papeles
nunca, actuando con la ley en la mano, en todo momento, y
dejando que el triunfalismo se llevara “de corrido” al
propio Mas, quien ha quedado, más que quemado, abrasado por
un intento de ir con rumbo a lo desconocido.
Y aquí, como no podía ser de otra manera, ha llegado la
ruptura, porque la opción que, desde hace meses, planteó la
cabeza visible de CIU divide a los dos partidos soberanistas.
Las urnas, de momento, se quedarán guardadas y bien
guardadas, otras alternativas propias de un carnaval o algo
similar, como será eso de una serie de encuestas, unas
audiencias públicas o foros de participación son y serán
algo así como el “amagar, pero que no se te ocurra dar”.
Los partidos soberanistas, que hasta ahora han apoyado al
presidente Mas, se han quedado descolocados, porque todo lo
que indique más que se puede hacer y que hemos resumido en
tres partes, no sería más que “un mal sucedáneo” de lo que
se programó, se trató y se ha venido manteniendo, hasta el
fin de semana. Y eso de “un mal sucedáneo” es porque
cualquier cosa de esas que hicieran no tendría ninguna
validez legal, ante los organismos internacionales, como
tampoco la iba a haber tenido lo otro.
Tras una reunión larga y tensa, con más que palabras, la
situación había quedado muy clara:” el Gobierno de Cataluña
había descartado hacer la consulta como estaba prevista”,
con ello había llegado eso de: “colorín, colorado, este
cuento se ha acabado”.
O eso es lo que se perfila si lo miramos desde fuera, aunque
en sus ansias secesionistas, desde ERC, enfrentados a Arturo
Mas, aseguren que el presidente de la Generalidad ha
renunciado, se ha apartado de lo que habían pactado,
llegando a una situación que no era, ni de lejos, la que
habían acordado.
Esto, para ERC que ya se veía en todo el fragor de la
ruptura con respecto a España, es un jarro de agua fría que
nunca va a perdonar a Mas y ahora trata, no sé si solos o
acompañados de la “Moreneta”, apostar por un Parlamento
catalán que haga “una declaración de independencia inmediata
y la apertura de un proceso constituyente”.
La Ley es la Ley. Las leyes están para cumplirse, Mas y
otros de su talante han llegado hasta donde la ley
dijo:”basta”, por lo que es de suponer que esos que tratan
de traspasar la línea roja que marca la ley, si fuera
preciso, tendrían que dar con sus huesos donde indican las
leyes para estos casos de sedición.
El lunes pasado, varias semanas antes de que llegara ese día
9N, los partidos políticos, todos ellos, habían ido a la
reunión, dándose cuenta de que el Gobierno de Cataluña y
todo su entorno había ido cambiando ese mensaje que había
trasmitido, a lo largo de muchos meses. La seguridad en la
apuesta por el 9N se había rebajado mucho. Con aparente
calma, Rajoy les había templado los ánimos a todos. Eso está
más que claro.
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