No fue una retransmisión pesada,
porque, por encima de todo, estuvo atenta, a todo lo que iba
sucediendo, buscando, de vez en cuando, el comportamiento de
dos niñas que habrían estado más contentas jugando con sus
muñecas o con alguna de esas maquinitas que tanto se llevan
hoy, pero que, al ser hijas de quien son, no tenían otra
alternativa más que acompañar a sus padres, en un desfile
que volvió a ser atractivo, serio y fiel reflejo de lo que
son las fuerzas armadas hoy, por mucho que algunos se afanen
en desprestigiarlas a cada instante.
Público, como siempre, a tope, o para estar más a tono con
lo que había, lleno hasta la bandera, una bandera que es
honrada como tiene que ser, en unos momentos en los que
ciertas progresías quieren asignarla a tan sólo una parte de
la sociedad.
Y el Gobierno en pleno, con los líderes de casi todos los
políticos y la presencia de los principales responsables de
las autonomías, aunque dicen que faltaban un par de ellos o
tres, cosa nada extraña, porque también ahí tiene que haber
alguna excepción que confirme la regla y no es que la
confirmen por lo positivo, sino más bien por todo lo
contrario.
Ceuta, como no podía ser de otra manera, también –me dicen-
estuvo representada por su alcalde, aunque, en esta ocasión,
yo al menos no lo vi, no apareció en la pantalla de la
televisión. Ahora bien, saliera en la “tele” o no saliera,
eso no se lo pierde Juan Vivas nunca, porque él sabe que, en
más de una ocasión, Ceuta ha estado en el disparadero de los
más “lenguaraces” y no va a ser nuestro alcalde el que dé
carnaza a medios de comunicación para que juren o perjuren
de Ceuta.
Y lo que sí vimos en las pantallas de todas las televisiones
fue la marcha de los Regulares de Ceuta que, una vez más,
mostraron su personalidad y su verdadero “espectáculo”, en
un desfile brillante, en el que no faltó de nada, como no
podía ser de otra manera, en el primer desfile que presenció
y presidió, como rey, Felipe VI.
Ceuta, sus regulares, aparecían, prácticamente, en el final
del desfile. Eran los Regulares los que ponían el último
colorido a esta parada militar, con lo que dejaban el mejor
sabor de boca, tras haber deslumbrado, con su paso
inigualable la VII Bandera de la Legión, en la que tampoco
faltaba nada, ni siquiera su “amaestrado” carnero.
Hasta aquí lo que se vio, en directo, luego ya, más tarde,
las cámaras, al menos en directo, no mostraron lo que fue la
recepción de las autoridades en el Palacio Real.
La Plaza de Neptuno, ese lugar en el que, alguna vez, los
seguidores colchoneros festejan esos títulos que, de vez en
cuando, logran, en esta ocasión, como todos los años, reunió
a las personas más representativas, de la democracia
española.
Cuando van a Neptuno los seguidores del Atlético de Madrid,
la alegría y algo más se desbordan en esa plaza, cuando se
celebra el desfile de las Fuerzas Armadas el semblante es de
otro tipo, pero es un semblante serio, con la seriedad que,
por encima de todo, proporcionan aquellos que participan en
el desfile y que son la salvaguardia de todo lo que nos
rodea.
La Fiesta Nacional mostró lo positivo y es que lo otro, eso
en lo que estamos pensando muchos, sólo lo muestran los
aventureros que van a la deriva. Eso que no lo olvide nadie,
o por lo menos nadie de bien.
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