Olvidados. Así se sienten los vecinos de la pequeña barriada
de Finca Guillén. Allí viven alrededor de 500 personas. No
es una de las barriadas más populosas, pero si de las más
desatendidas y, ante las administraciones, pasa casi
desapercibida. Desde 2012, su presidente, Abdeselam Lahsen,
lleva trasladando peticiones tan sencillas como instalar
puntos de luz en zonas sin ninguna visibilidad, dotar de
barandillas las carreteras que dan a los terraplenes de los
que se rodea la barriada, podar un árbol que en los días de
lluvia amenaza una de las casas de la zona, o acabar con una
cuesta sin ningún tipo de visibilidad y que los coches suben
a gran velocidad, debido su inclinación, poniendo en peligro
la vida de quien la recorre.
“El Ayuntamiento ha hecho muchas cosas, pero quedan por
hacer más de la mitad”, afirmaba Lahsen el pasado viernes
mientras acompañaba a EL PUEBLO por las calles de esta
barriada. En algunas zonas el acerado es nuevo, pero esa
imagen contrasta con los cables que caen desprendidos de los
postes y que los niños utilizan para colgarse y jugar. Al
preguntarles a los pequeños de la zona si de verdad ese es
su entretenimiento, baja la cabeza y lo reconocen. Los
mayores, a su lado, lamentan que estos niños no tienen
ningún parque infantil donde jugar en la barriada. Esta es
una de las reivindicaciones que, en numerosas ocasiones,
Lahsen ha trasladado a los responsables políticos por
escrito y que han quedado en papel mojado. Ahora, la
diputada Fatima Hamed, se ha hecho eco de estas peticiones
que entiende justas y urgentes. Y es que, atender a Finca
Guillen no supone un gran desembolso económico, sino
voluntad política, y así lo recuerda Hamed, sobre todo
después de que el pasado martes, en el pleno de la Asamblea,
la consejera Susana Román, en sustitución del consejero de
Barriadas, afirmara que esta barriada estaba atendida y los
populares votaran en contra de una moción de urgencia para
mejorar su dotación y su limpieza.
La seguridad, o más bien la falta de ella, es una de las
preocupaciones que los vecinos trasladaron a EL PUEBLO.
Según explicaban, los robos son habituales en la zona. La
oscuridad ampara a los ladrones, que acceden por las
vaguadas a las casas que colindan con los terraplenes y se
cuelan en ellas. Por ello, piden que se instalen más puntos
de luz. Además, también los reclaman para mejorar el acceso
de los vecinos a sus casas. Las que se encuentran en la
parte alta, cercana a los terraplenes, no tienen apenas luz
y Lahsen alerta del peligro de accidente.
Los terraplenes son otro de los quebraderos de la cabeza de
los vecinos. Estas zonas se han convertido en escombreras y
basureros incontrolados. Aunque el presidente reconoce que
es debido a la falta de consideración de algunos vecinos,
también denuncia la falta de contenedores en la zona para
evitar esta práctica. Por otro lado, la solución que él ha
planteado durante los últimos años y ante la que no ha
recibido respuesta es la de levantar un muro que separe las
pendientes que dan a las vaguadas de las casas o, al menos,
que se instale una barandilla. Una medida de seguridad
también para los vecinos y los vehículos que transitan por
allí, además de para los más pequeños. Ellos, ajenos a la
inseguridad, juegan en esta zona, la única verde de la
barriada, y de vez en cuando encuentran lo que para ello es
una diversión: ratas, insectos o serpientes incluso un coche
abandonado que lleva meses, igual que los vecinos, esperando
respuesta.
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