El presidente del Colegio Internacional de
Psiconeurofarmacología Geriátrica (ICGP), Ángel Moriñigo, ha
participado durante estos días en la XXI Reunión de la
Sociedad Española de Psicogeriatría. Después de ser nombrado
presidente del Colegio, Moriñigo viajó directamente de Tokio
a la Ciudad Autónoma, donde compartió con los participantes
en este congreso los avances en temas de psicofármacos para
mayores. Este médico psiquiatra atendió a EL PUEBLO para
hablar sobre los avances en el diagnóstico de la enfermedad
de Alzheimer que ya es posible detectar de forma “segura y
precoz” gracias a los marcadores biológicos. Un avance que
continúa en busca de la causa que provoca la enfermedad.
Pregunta.- ¿Cómo se encuentra el campo de los fármacos para
tratamientos de demencias o psicológicos en personas
mayores?
Respuesta.- Es un terreno que ha avanzado enormemente en los
últimos treinta o cuarenta años. Naturalmente tenemos
trastornos mentales en los que es, no sólo importante sino,
casi urgente encontrar alternativas terapéuticas
interesantes, por ejemplo, en el campo de las demencias, en
el que todavía tenemos tratamientos muy modestos. En otros
terrenos hemos avanzado enormemente, como es el de la
depresión geriátrica o los tratamientos antipsicóticos en
mayores, no sin controversia o sin polémica, porque algunos
son especialmente complejos. Por otro lado, también se ha
avanzado enormemente en el terreno de los marcadores
biológicos a nivel diagnóstico en psiquiatría geriátrica
como es en la enfermedad de Alzheimer. Ahí ha habido muchos
avances.
P.- ¿Cómo funcionan estos marcadores?
R.- La gran innovación en este campo es que en estos
momentos tenemos técnicas de neuroimagen que pueden teñir de
manera específica en los cerebros de pacientes con la
enfermedad de Alzheimer. Uno de los hechos que desde el
punto de vista patogénico, del origen del trastorno, es
fundamental es el acúmulo de una proteína anómala llamada
Beta Amiloide, esta se acumula en el cerebro de los
pacientes que van a sufrir la enfermedad y provoca una
muerte neuronal masiva, esta es la causa de la atrofia
cerebral que se provoca en la enfermedad de Alzheimer y que
ahora se puede descubrir con estas técnicas. Hay otro hecho
importante, del desarrollo de la enfermedad, que es otra
proteína, la Tau, que de manera anómala tiene más fósforo.
Esa proteína es esencial para el mantenimiento integral de
las neuronas y también se puede teñir. Por ello, en estos
momentos podemos, de manera muy segura y muy precoz,
diagnosticar la enfermedad.
P.- ¿Hasta que punto los fármacos son importantes, desde
el primer momento, para controlar la enfermedad?
R.- Primero es muy importante el diagnóstico precoz porque,
cuanto antes se haga una intervención, más aportan los
medicamentos que tenemos hasta ahora, que son modestos, pero
están ahí. El diagnóstico clínico, que es el que se ha hecho
hasta ahora, es bastante seguro, pero si se acompaña de
pruebas de imagen cerebral y de líquido cefaloraquídio, que
dan una alta seguridad diagnóstica, es un hecho
importantísimo. No es lo mismo comunicar al paciente, años
antes de lo que ocurriría con un diagnóstico clínico, que
tiene un problema y que lo va a desarrollar.
P.- Pero de momento, ese tipo de diagnósticos no está al
alcance de todos...
R.- Lamentablemente la tecnología de momento está al alcance
de pocos laboratorios en el mundo. Los escáneres que se
necesitan para estas pruebas son complejos, además se
necesitan moléculas de tinción, y es una labor de
ingeniería. Aunque cada vez más laboratorios adquieren esta
tecnología. Sobre todo por el hecho de que son pruebas de
imágenes dinámicas cerebrales con tomografía de emisión de
prositrones (PET en sus siglas en inglés) que ya en España
hay en casi todas las ciudades y departamentos
universitarios. En ellas, hay que añadir las sustancias que
captan las proteínas Beta Amiloide y la Tau.
P.- ¿Es fácil que ese tipo de pruebas a corto o medio
plazo se puedan popularizar y que cualquier en un Hospital
Público pueda someterse a ella?
R.- Supongo que pronto estará al alcance en todos los
hospitales públicos españoles. Falta que los escáneres se
abaraten algo. En Estados Unidos ya hay muchos en centros
hospitalarios importantes y en otros lugares de Europa. En
España tenemos la tecnología a falta de ponerla en marcha.
P.- Los fármacos ¿pueden paralizar la enfermedad de
Alzheimer?
R.- Lo que tenemos hasta ahora es la posibilidad de
enlentecer el curso y el progreso de la enfermedad. No es lo
mismo una evolución inexorable y rápida hacia el deterioro
cada vez más grave, que un curso lento y progresivo. Aunque,
hoy por hoy, el diagnóstico de demencia y enfermedad de
Alzheimer implica un deterioro que será crónico, progresivo
y creciente.
P.- ¿Se dan casos en los que la demencia se generaliza
como Alzheimer y el tratamiento se hace con fármacos no
adecuados que pueden perjudicar al paciente?
R.- Perjudicarlo tampoco. Pero por extensión se confunde a
veces porque un 50% de los casos son de tipo Alzheimer. No
obstante, hay otros casos que son de otros subtipos en los
que estos fármacos no están indicados y no aportan ningún
beneficio. Esta es una razón más por las que las pruebas que
comento son importantísimas para distinguir el Alzheimer de
otros casos.
P.- Estas pruebas de diagnóstico con casi un 100% de
fiabilidad, ¿son el techo a alcanzar o se puede avanzar más?
R.- No. El techo a alcanzar es conocer la causa de estas
enfermedades. Si no logramos eso, ante una epidemia tan
severa como la que tenemos, ya que al ser enfermedades
relacionadas con la edad en la medida en que nuestras
sociedades tienen más expectativa de vida, el número de
casos de demencia aumenta.
P.- ¿A corto plazo, cree que va a descubrirse la cura
para el Alzheimer?
R.- Tiene que haberla. Los médicos tenemos que ser
optimistas, basándonos en hechos. Hay tanta investigación en
Alzheimer y tantos fondos..., aunque tendría que haber más
para un problema como es este de salud pública número uno en
los países desarrollados.
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