Ha vuelto a salir a escena el
problema, mejor dicho el “problemón”, de los sirios que
llevan meses y meses “acampados” en la mismísima Plaza de
los Reyes, y a este problema, tanto desde la Delegación del
Gobierno, como desde la Ciudad Autónoma, se está dando una
respuesta vaga, que no sé si convencerá a alguien, pero a
mí, personalmente, ni me convence, ni me va a convencer
mañana.
Y es que “este asentamiento”, hasta ahora, acarreaba un
primer problema de imagen, el de la imagen que daba de
Ceuta, de esa Ceuta que se quiere mostrar fuera de nuestros
límites, con un auténtico campamento colocado en el corazón
de la ciudad y frente al despacho del propio delegado del
Gobierno.
Con esta imagen, nada extraño es que, desde dentro y desde
fuera, se perfile la perspectiva de Ceuta como algo que ni
es, ni debe de ser. Eso es lo primero que se me ocurre.
Pero hay más, estamos viviendo estos días unos momentos de
verdadero pánico sanitario, por la entrada en nuestro país
de ese “virus”, no me atrevo a llamarlo “peste”, que tiene
con el síndrome de “congojonitis” a las altas esferas
sanitarias y, por qué no decirlo, también políticas.
Pues bien, el peligro de cualquier tipo de problema
sanitario lo podemos estar “incubando”, también, en el
corazón de Ceuta, porque ese asentamiento no goza ahí de
unas condiciones higiénicas nada positivas.
Eso hay que solucionarlo, eso no tendría consistencia en
cualquier lugar serio y con unas ordenanzas realmente
serias, y es que yo, que pasé muchos meses, años incluso, en
München, en lo que entonces era la República Federal
Alemana, no me quiero ni imaginar si en aquellos momentos o
incluso hoy, yo mismo y tres amiguetes de mi pueblo, con
otros dos “colegas” de Ceuta intentáramos, sólo
intentáramos, montar dos tiendas de campaña en Marienplatz,
en el centro de la propia Munich.
Si estuviéramos intentando eso, antes de desplegar las
tiendas ya tendríamos tres policías, cuatro cuidadores del
medio ambiente y dos docenas de habitantes de allí mismo que
nos hubieran echado con cajas destempladas de allí y
posiblemente de la propia Alemania. Claro está que aquello
es un lugar serio, allí hay seriedad, mientras que aquí eso
de la seriedad se quiere, pero no se logra mucho. Aquí
gustaría más la “pandereta” y gustaría más si estaba mal
tocada.
Y es que oyendo al delegado del Gobierno, casi hay que estar
dando las gracias a los sirios por estar ahí:” es una
decisión personal de los sirios seguir en la Plaza”, además
sigue el delegado del Gobierno diciendo que:” los sirios
tienen un sitio en el que tienen contempladas todas sus
necesidades, la sanitaria, la de comida, la de ropa ...”.
Uno llegados a esto ya no sabe si también sería preciso
sacarles de paseo para que estuvieran más cómodos. Nadie
entiende que sigan ahí.
Y Juan Vivas remata la faena, no sé si a la salida de un
corner o con un penalti pitado fuera del área, con esta
sentencia:” No podemos sacar a los sirios, ya que el 50% son
niños”.Inexplicable, y tengo un auténtico cariño por los
niños, pero ahí han llegado no los niños por propia
iniciativa, sino los padres y aquí “para ser más buenos que
nadie” se les ha permitido el asentamiento y ahí llevan casi
un año y seguirán, hasta ..., ya veremos.
España pertenece a Europa, España pertenece a la Unión
Europea y el tratamiento que se da aquí a muchos de los que
han llegado de una forma clandestina no se da en Francia, en
Alemania, en Inglaterra ... ¿Acaso es que nuestra democracia
es, para esto, de más calidad?. Particularmente pienso que
nuestro quijotismo no terminó con Cervantes, él lo puso de
manifiesto y ahí sigue cabalgando D. Quijote y los que le
siguen, cosa pintoresca, pero si no peligra la salud y la
buena imagen.
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