Buenos días, Ceuta.
Menudos días llevo de tertulias, tertulias de dos clases, la
de asistencia personal y la de asistencia digital.
Hemos debatido de todo lo bueno y malo que tiene el país,
desde el ‘accidente’ del “Prestige”, pasando por el tren
gallego, hasta la propagación de ébola.
Bueno, de lo bueno no hemos debatido casi nada.
Empezaré con el bichito invencible: el ébola. Una amiga mía,
Lola Tíger, suelta dos preguntas: ¿Y por qué una Auxiliar de
Enfermería, carente de la formación suficiente, ha estado
desempeñando funciones y labores que corresponden a una
licenciada en enfermería? ¿Es esta otra consecuencia directa
de los recortes sanitarios?
Antes de entrar en el quid de esta cuestión, he preferido
expresar mi opinión sobre esos virus mortales que están
apareciendo en fechas contemporáneas.
Ante todo he respondido que estoy tercamente convencido de
que esas enfermedades (SIDA incluido) son productos de
laboratorio que, o bien se les escaparon del control o bien
las usaron como arma de exterminio masiva... no es posible
que emerjan enfermedades sin causas reales de su existencia.
O bien es un producto para que los laboratorios sigan
ganando dinero o es producto de una mente perversa. Tal como
lo manifesté hace años en esta misma ventana.
Dicho esto pasa que las opiniones de muchos contertulianos y
contertulianas varían de ‘estatus’ según el color del
cristal con el que ven el problema.
En el caso concreto de la auxiliar técnica de enfermera que
resultó infectada por el virus del ébola, la estrella de la
tertulia, muchos preguntan que cómo es posible que pase
esto.
Mi opinión es que es un fallo garrafal de los responsables
de sanidad de este país. ¿Por qué?, porque debían haber
establecido un protocolo desde el primer caso y desde el
principio de todos los problemas.
¿Qué clase de protocolo?, el de establecer una cuarentena a
todos los implicados en los casos de infectados por ese
virus estrella. Desde los pilotos y auxiliares de vuelo
hasta quiénes limpiaron las habitaciones de los enfermos
fallecidos y quienes manipularon sus efectos personales y
sanitarios. O sea a TODOS Y TODAS que tuvieron contacto con
esos enfermos hoy fallecidos.
Después de esa cuarentena y tras las correspondientes
pruebas de rigor podrían haberlos ‘soltado’.
Que una ATS se vaya de vacaciones inmediatamente después de
atender a un enfermo, fallecido por el ébola, sin ningún
control posterior es una demencial manera de dar la libertad
al virus para que se extienda libremente por todo el país.
¿No basta con el ejemplo de lo que está sucediendo en los
países afectados de un continente, el africano en este caso?
No culpo, de ninguna manera, a la pobre ATS que ha contraído
el virus, culpo a las autoridades, con la ministra Ana Mato
a la cabeza, de no usar el cerebro, ¿o sí?, para evitar este
problema que puede hacerse extensivo con una rapidez cercana
a la del Tribunal Constitucional en admitir a trámite los
recursos contra la Consulta catalana.
Se repite la historia del “Prestige”… alejarlo que ya se
encargará el mar de dispersar el petróleo que transporta en
vez de acercarlo a un puerto, donde estaría totalmente
controlado y las olas no podrían afectarlo dando ocasión a
evacuar su carga. Resultado: enormes extensiones de la costa
gallega infectada de ‘chapapote’, esos hilillos de
plastilina según Rajoy.
Bueno, el tema estrella de la tertulia se fue centrando
hacía la labor de las ATS y sus responsabilidades. La verdad
es que entre mi amiga Lola, la propulsora de este debate, y
el que esto escribe llevamos la ‘locomotora’ del mismo
lidiando con algunos malentendidos que al final quedaron
aclarados.
Muchas cosas muy interesantes se hablan en estos debates, en
estas tertulias. Más en las digitales que en las personales
por eso del anonimato y que superan, en algunos casos, esas
tertulias televisivas donde ‘buenos y malos’ discuten sus
puntos de vista pero por intereses.
En fin, la vida sigue y yo también, lamentando no disponer
de más espacio aquí.
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