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OPINIÓN - JUEVES, 9 DE OCTUBRE DE 2014

 
OPINIÓN / COLABORACION

Planes de Empleo: un chantaje
emocional que ya no funciona

Por Antonio Gil Mellado


Los planes de empleo en nuestra ciudad tienen una importancia vital, pero se trata de poner algo más que renta a disposición de las familias. El objetivo debería ser que estas rentas llegaran, además, para que los jóvenes tuviesen una primera toma de contacto con el mundo del trabajo, que las personas que han entrado en el mundo del desempleo no queden desenganchados durante mucho tiempo del trabajo y otra, muy importante, es que las tareas que se desarrollen desde estos planes tengan conexión con el objetivo de formar, para el futuro, al personal en el modelo productivo que necesitamos en nuestra ciudad y, con eso, se beneficie a la economía en general. De esta forma, estaríamos contribuyendo a sentar las bases de ese modelo; modestamente, porque no olvidemos que se trata de planes de empleo.

En la actualidad ¿que se pretende? ¿cuáles son los objetivos? y ¿qué se consigue?

En todo esto, las memorias de los planes de empleo son la pieza clave para conseguir esos objetivos básicos a los que me refería y quienes las elaboran desde luego no tienen inspiración divina, ni el conocimiento y compromiso necesario.

¿Por qué esta afirmación?, porque algunas de las consecuencias que la entrada en funcionamiento de los planes de empleo están teniendo son nefastas: intrusismo, competencia desleal a las empresas del sector privado, explotación de los trabajadores que ilegalmente les hacen trabajar en las administraciones -y lo hacen por un menor coste salarial, creando, además, un agravio comparativo con quienes, en ese momento, son sus compañeros en los centros de trabajo-, cesiones ilegales, destrucción de empleo, alterar las condiciones de trabajo en los centros de trabajo receptores, amortizaciones de puestos estructurales en administraciones, etc, etc, etc…

Siendo así, cómo se consigue que esto no siga ocurriendo. No es fácil, quien ejecuta los planes de empleo y hace las memorias es la Ciudad Autónoma, por lo tanto, es la única responsable.

¿Qué pintan las organizaciones sindicales en todo esto? Las organizaciones sindicales cansadas de solicitar, de todas las maneras, colaborar para que no se sigan produciendo los efectos a los que nos referíamos, se han encontrado con la negativa de los responsables en materia de empleo de la ciudad.

Eso sí, la ciudad les reserva el papel de “los malos de la película”, quienes con sus denuncias ponen en peligro a los propios planes de empleo. Un chantaje emocional que ya no funciona. Seguiremos comentando.
 

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