Los planes de empleo en nuestra ciudad tienen una
importancia vital, pero se trata de poner algo más que renta
a disposición de las familias. El objetivo debería ser que
estas rentas llegaran, además, para que los jóvenes tuviesen
una primera toma de contacto con el mundo del trabajo, que
las personas que han entrado en el mundo del desempleo no
queden desenganchados durante mucho tiempo del trabajo y
otra, muy importante, es que las tareas que se desarrollen
desde estos planes tengan conexión con el objetivo de
formar, para el futuro, al personal en el modelo productivo
que necesitamos en nuestra ciudad y, con eso, se beneficie a
la economía en general. De esta forma, estaríamos
contribuyendo a sentar las bases de ese modelo;
modestamente, porque no olvidemos que se trata de planes de
empleo.
En la actualidad ¿que se pretende? ¿cuáles son los
objetivos? y ¿qué se consigue?
En todo esto, las memorias de los planes de empleo son la
pieza clave para conseguir esos objetivos básicos a los que
me refería y quienes las elaboran desde luego no tienen
inspiración divina, ni el conocimiento y compromiso
necesario.
¿Por qué esta afirmación?, porque algunas de las
consecuencias que la entrada en funcionamiento de los planes
de empleo están teniendo son nefastas: intrusismo,
competencia desleal a las empresas del sector privado,
explotación de los trabajadores que ilegalmente les hacen
trabajar en las administraciones -y lo hacen por un menor
coste salarial, creando, además, un agravio comparativo con
quienes, en ese momento, son sus compañeros en los centros
de trabajo-, cesiones ilegales, destrucción de empleo,
alterar las condiciones de trabajo en los centros de trabajo
receptores, amortizaciones de puestos estructurales en
administraciones, etc, etc, etc…
Siendo así, cómo se consigue que esto no siga ocurriendo. No
es fácil, quien ejecuta los planes de empleo y hace las
memorias es la Ciudad Autónoma, por lo tanto, es la única
responsable.
¿Qué pintan las organizaciones sindicales en todo esto? Las
organizaciones sindicales cansadas de solicitar, de todas
las maneras, colaborar para que no se sigan produciendo los
efectos a los que nos referíamos, se han encontrado con la
negativa de los responsables en materia de empleo de la
ciudad.
Eso sí, la ciudad les reserva el papel de “los malos de la
película”, quienes con sus denuncias ponen en peligro a los
propios planes de empleo. Un chantaje emocional que ya no
funciona. Seguiremos comentando.
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