Sean cuales fueren las causas que a la postre empujaron al
rey de Portugal Joao I la conquistar Ceuta en 1415, sin
declaración de guerra alguna, sí debería ser evidente que la
experiencia de la conquista se debería haber digerido hace
mucho tiempo, y, al parecer, no ha sido así. Y escribo que
no ha sido así porque un gran porcentaje de la población
actual de Ceuta (de confesión musulmana) se siente todavía
concernida con los pobladores que habitaban en Ceuta, de
religión islámica, en aquel año de 1415. Aquella conquista
(Ahora se emplea el eufemismo “llegada”) se ha tildado de
“barbarie”, “destrucción” y de “matanza”. Según hemos
sabido, ahora, de primera mano, en aquella conquista cayeron
contados defensores y ofensores. Es más, los defensores
vecino de “Berbería”. Y eso fue ‘todo’, si se permite
decirlo así.
La señora Hamed escribe que “celebrar” el VI Centenario de
la conquista de la ciudad de Ceuta es “celebrar la
barbarie”. Amén de llevar a cabo un gasto innecesario en la
Fundación Crisol. Añade que el V Centenario (1915) no fue
celebrado. Asimismo la señora Hamed llama “radicales” a
quienes se aprestan a celebra la efeméride, y que “puedan
regocijarse en 2015 de la destructiva llegada de los lusos”.
“Resulta indignante que pretendan vendernos como acción
civilizada la cruel e indiscriminada matanza que aquí se
produjo”, Se ve que para la señora Hamed y miles de
ciudadanos de su cuerda, que piensan como ella, habría que
tener un estómago de piedra para ‘digerir’ no sólo la
conquista de la ciudad, sino para celebrar el VI Centenario
de tal conquista. Y, además según ella, “no era necesario
herir sensibilidades destacando solo una parte sangrienta de
nuestra historia”.
En realidad, se trataría de celebrar el cambio de mentalidad
que trajo consigo la conquista.
Mentalidad que se ha traducido en que Ceuta y con ella los
ceutíes pertenecemos al ámbito de la civilización europea y
occidental y somos sujetos de derecho. No hay que hacer un
gran esfuerzo para hacernos una idea de cómo sería Ceuta y
cuál sería el estado de postración social y de derecho en
que nos hallaríamos sumidos los ceutíes si no hubieran
llegado los “lusos”. Seríamos objetos, no sujetos. Basta con
mirar a los países araboislámicos de nuestros alrededor y
más allá: seriámos como Marruecos, Argelia, Mauritania,
Libia, Egipto, Siria, Yemen, Irak, Irán, Arabia, Etcétera.
Perteneceríamos a un Estado teocrático que se gobernaría a
golpe de sharia, con el Corán encima de la mesa y con las
mujeres tapadas por obligación y rodeados de predicadores
con licencia para decir de las mujeres que son
“fornicadoras” por el mero hechos de perfumarse; u otros,
como el tal Maateis, que se dejó caer diciendo que “el
cabello de la mujer es zona íntima”. Acaso se trataría de
celebrar que nos hemos salvado de caer en las garras de un
Estado Islámico, que se gobernara a golpe de sharia y de
Corán. En donde los derechos personales, no es que se
pisoteen, es que se desconocen. Tan sólo se trataría de eso,
señora Hamed. Tan sólo de eso.
Respecto de “herir sensibilidades”, como dice, ¿no se hieren
sensibilidades cuando se incendia una iglesia, o cuando se
intenta apedrear e incendiar la sinagoga, o cuando
pistoleros asesinan a mansalva en esta pequeña y desgraciada
ciudad, o cuando apedrean a los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad en los Príncipes, a los bomberos o a las
ambulancias, o cuando destrozan los autobuses del Príncipe
los menores que viven en esa barriada? En fin, para qué
seguir.
En estas últimas ocasiones, sí que hay que tener estómago de
piedra para poder digerir todas esas tropelías. Eso sí, todo
esto escrito sin acritud, señora Hamed.
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