Es como terminaba una de las
respuestas que el catecismo del padre Gaspar Astete que nos
formaba, en mi generación, cuando teníamos ocho o diez años,
y asistíamos a la clase de Religión.
Naturalmente, en aquel entonces y en mi tierra
abulense-castellana, hablar de religión era hablar de la
Religión Católica Apostólica Romana, si me apuran,
siguiéndola tan a “macha martillo” como propugnó,
anteriormente, Menéndez y Pelayo.
Y aquella frase que hemos puesto a medias, tenía que ver con
lo que sí se podía hacer y sobre lo que no se debía ejecutar
un domingo normal “todo el santoral protegido” que había en
aquellos momentos.
Debo decir que jamás renegué de aquellos días “festivos”, ni
ahora reniego de que existieran o de que la Religión, en el
seno de la que yo había nacido, fuera como era o haya
cambiado a lo que es hoy, porque ese cambio viene por
aquello de “doctores tiene la Santa Madre Iglesia...” .
Toda la introducción que he hecho me ha apetecido hacerla
para valorar la fiesta de ayer, y de hoy, en un sector de
nuestra Ciudad, en una cultura muy extendida por el Mundo y
que ayer celebraban la Fiesta de la Pascua del Sacrificio,
su Pascua que respetan todos, que honran sin mirar para otro
lado y que tratan de llevarla a cabo con esa seriedad que
sus antepasados les han venido trasmitiendo y ellos sabrán
trasmitir a sus hijos o a sus nietos.
No sé cuantos “borregos” se habrán sacrificado en Ceuta,
tampoco me interesa mucho el número, pero lo que sí me
interesa y valoro es que en el sacrificio de todos ellos ha
habido un ritual inalienable, un respeto por la tradición y
un saber estar con sus obligaciones religiosas.
Multitud de carpas, incluso más que en años precedentes,
atención expresa desde los organismos oficiales
correspondientes y un horario establecido de cuatro o cinco
horas, para llevar a cabo el sacrificio.
El grupo musulmán supo estar en su día, volvió a dar ejemplo
de cómo se lleva a cabo algo que se les ha venido y se les
viene trasmitiendo, sin que en ninguna facción se mire para
otro lado, por considerarlo extemporáneo.
No me cabe la menor duda de que, en este terreno, en este
que, abordamos hoy, los musulmanes nos dejan una marca que
muy difícilmente somos capaces de igualar y que, por
supuesto, en la perspectiva católica no podremos superar.
Y visto desde una perspectiva distinta, llego a sentir
envidia de su práctica y su respeto por lo suyo, que podemos
apreciar desde tres ángulos diferentes:
. Primero la oración, a la que no faltó nadie de los que
tenían que asistir.
. Segundo, el sacrificio, a tono con lo que cada familia
puede económicamente.
. Tercero, la celebración familiar, el estar con los suyos,
con los más allegados, tratar de contactar, también, con
otros familiares que estén un poco más alejados y todo ello
en un ambiente que no creo que varíe mucho hoy de hace
treinta años, pero que tampoco necesitan muchos cambios para
seguir cumpliendo con lo que es suyo propio, sin que tengan,
ni tengamos otros, que opinar de sus costumbres.
Ayer, hoy y ... para los que quieran agotar más todo esto,
también mañana, una parte de los habitantes de Ceuta, los
musulmanes, tienen su Pascua del Sacrificio.
Sin lugar a dudas, todos ellos, sean los que sean,
permanezcan en el estrato que permanezcan, merecen que
nosotros les deseemos, y así lo hago, FELICIDADES.
|