No sería yo el que osara decir que
la Administración de Ceuta no es solvente, porque en Ceuta,
como en otras partes, se intenta llevar las cosas bien,
aunque, a veces, y en determinadas facetas, a pesar de esa
solvencia existen deudas que se vienen prolongando en el
tiempo, con lo que esa demora puede acarrear problemas de
liquidez a ciertas empresas, mientras en la Administración
local se sigue presumiendo de su solvencia.
Y todo esto viene, tras las críticas de Caballas, cuando
aseguran que había facturas por siete millones de euros “en
los cajones”.
Juan Vivas, mejor fuera, no ha tardado en salir a escena,
con sus argumentos, que expondremos más adelante, pero de lo
que no ha hablado es de que eso de los siete millones fuera
falso.
No me duelen prendas, a pesar de que nada me une
positivamente a Caballas, y tengo que decir que con esa
denuncia se deja en entredicho a la propia Administración de
la Ciudad, especialmente cuando Juan Vivas ha tratado de
responder a las críticas de Caballas, comenzando por
entonar, “en voz baja”, su “mea culpa” que casi nadie puede
oír cuando dice:”desviaciones en el Presupuesto, en partidas
de gastos, las hay, al igual que en los ingresos. Eso forma
parte de algo corriente y habitual”.
Me parece muy bien que eso se reconozca por parte de Juan
Vivas, pero debiera haber dicho como se llama eso.
Simplemente así.
Y como el presidente de la Ciudad o tiene o quiere tener más
tablas que los que están frente a él, siguió con la
cuestión, en estos términos:”pese a ello, este dato no puede
conducir a confundir lo fundamental”.
En definitiva que, a pesar de estos regates:”la
Administración de Ceuta es solvente, desde el punto de vista
económico y financiero”. Yo añadiría algo a estas
manifestaciones:”no pongo en tela de juicio su solvencia,
pero teniendo dinero y no pagando las deudas contraídas,
también tiene su propio nombre”. Y deudas, haberlas haylas,
y no de hoy, sino de hace meses, me basta con esto, deudas
con proveedores o con restaurantes, por ejemplo.
Y Juan Vivas, para demostrar que el Pisuerga pasa por
Valladolid o el Tajo por Toledo, y que la Ciudad es “súper
solvente” habla de créditos pendientes de cobro, que nos
llevan a ser, auténticamente, ricos si es que un día se
cobran. Habla, también, de la solvencia, con dinero
disponible hoy, habla de todo lo que llega al cielo, pero no
habla de pagar.
Sí habla de que “en dos años y medio, la deuda de la Ciudad
se ha reducido en cerca de noventa millones de euros”, ahora
bien, lo que tampoco dice el presidente es quien generó esa
deuda, qué Gobierno la ha producido, porque para ser ajena a
él tendría que venir de demasiado lejos.
Y sigue más, a eso llamamos solvencia, ”llevamos ya dos
ejercicios con superávit”, nunca tendrá una ocasión mejor
para poder haber dicho que va a pagar lo que debe,
especialmente esas facturas “de los cajones”.
Sólo así, pagando lo que se debe, si es que de verdad hay
dinero, se puede hablar de “Administración solvente y que
cumple con sus obligaciones”, porque todo lo demás son
“fuegos artificiales, piropos que se echa uno a sí mismo” y
eso no es lo más potable.
En este sentido, todo hay que reconocerlo, Caballas ha
“saltado a la arena” con un tema que no es menor, lo que
haría falta es que otros grupos siguieran con las denuncias
de lo denunciable y así cada uno quedaría en su justo sitio.
En esto, con sus manifestaciones y contra manifestaciones,
Juan Vivas no ha quedado bien parado, porque ni negó la
existencia de esas facturas, ni dijo que se vayan a pagar,
de inmediato.
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