Una tormenta ha convertido la tierra del centro para
inmigrantes de Melilla en un barro anaranjado que hace
resbalar a los refugiados. Un grupo de hombres -sin afeitar
y vestidos con un variada colección de camisetas- ven pasar
retumbando un convoy del Ejército español. Han llegado hasta
este pequeño enclave español en el norte de África desde
Malí, Siria, Libia y otros lugares. Algunos sólo buscan una
vida mejor; otros huyen de la guerra”.
Así comienza un reportaje de la cadena estadounidense CNN
sobre Melilla, que define la ciudad autónoma como “el nuevo
frente de Europa en la lucha contra el Estado Islámico”, el
grupo yihadista que ha conquistado amplias zonas del norte
de Irak y Siria en su sueño por instaurar un Califato. La
información destaca el temor de las autoridades españolas a
que los extremistas occidentales que regresan de luchar en
el frente sirio “utilicen las mismas rutas que las redes de
tráfico de personas en todo el norte de África para intentar
entrar en Europa”.
La respuesta de España a la amenaza es, según CNN, una
“fuerte presencia policial en Melilla y redadas habituales
en el pobre y atestado barrio de la Cañada”. Allí, los
periodistas de la cadena han encontrado “al menos un grafiti”
de apoyo al Estado Islámico, anteriormente conocido como
Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en
inglés). “Los extranjeros, y especialmente los periodistas,
no son bienvenidos en la Cañada. El imán de mezquita no
puede hablar con nosotros. Unos nos dicen que está enfermo;
otros, que está ayunando. Y nos advierten que no filmemos
los empinados callejones de la Cañada. La tensión es mayor
de lo habitual porque la semana pasada hubo una operación
conjunta de la policía española y la marroquí”.
La cadena se refiere a la detención el pasado viernes del
presunto jefe de una célula yihadista vinculada al Estado
Islámico, de nacionalidad española y origen marroquí, y de
ocho personas más relacionadas con este grupo en Nador,
Marruecos. A raíz de la desarticulación de esta célula el
Ministerio del Interior informó de que el detenido se valía
de la experiencia de su hermano, un exmilitar experto en el
manejo de armas y explosivos que podría estar combatiendo
con el EI en Siria e Irak, para desarrollar las actividades
terroristas coordinando la estructura ahora desmantelada.
Las investigaciones conjuntas de los servicios policiales de
España y Marruecos concluyen que el grupo desarticulado
desarrollaba actividades propias de “una auténtica milicia
terrorista”. No se descarta que los yihadistas retornados,
tras permanecer en zonas de conflicto como Siria e Irak, se
encuadraran en células activas para la comisión de atentados
tanto en Marruecos como en Europa siguiendo las
instrucciones de las organizaciones terroristas matrices de
referencia.
“A la policía española también le gustaría detener a su
hermano, un exsoldado español entrenado en el uso de
explosivos. (…) Este año, las fuerzas de seguridad españolas
han detenido a 44 personas -algunas en Melilla, otras en el
otro enclave norteafricano español de Ceuta, y otras en el
continente. Según la policía, los miembros de un grupo de
Melilla habrían enviado a 26 hombres (24 marroquíes y dos
ciudadanos españoles) desde 2012 para unirse a Al Qaeda en
el Magreb Islámico y MUJAO”, señala la CNN.
La CNN centra después su información en la procedencia de
algunos de los internos del centro para inmigrantes: kurdos
de Kobani, una ciudad en la frontera entre Siria y Turquía
que se ha convertido en una de las claves para frenar la
expansión del Estado Islámico. Esta estratégica localidad
kurda, con un censo oficial sirio en 2004 de 45.000
habitantes, aunque los desplazados por la guerra han llegado
a multiplicar por diez su población, se ha convertido en el
eje de la ofensiva lanzada por el EI el pasado 16 de
septiembre. Desde entonces, los yihadistas mantienen
asediada Kobani y sus alrededores, de donde han huido más de
150.000 personas y cuya toma permitiría al EI unir amplios
territorios conquistados a ambos lados de la zona.
“Algunos de los hombres que merodean (por el centro de
inmigrantes), el pueblo kurdo que resiste un intento de
asalto del EI. Khalid Barazy, de 34 años, lleva más de un
mes en Melilla. ‘Es imposible que otro ser humano comprenda
el sufrimiento que estamos viviendo. Nos escapamos de la
muerte y ahora estamos encarcelados aquí. Humillados y
abandonados. Todo un pueblo está siendo sacrificado. Nos
escapamos de la muerte y nadie nos va a conceder refugio’”,
dice Khalid a la CNN.
Otro hombre del grupo, Mahmoud Bozan, cuenta a la cadena que
ha sido introducido “de contrabando” por la frontera hasta
Marruecos y, después, a Melilla. “Nos costó sumas
desorbitadas. Algunas personas vendieron sus casas para
llegar hasta aquí. Y mira dónde hemos acabado. Ojalá nos
hubiéramos quedado en Siria para matar y ser asesinados.
Sería mejor que estar en este campamento”, afirma.
|