Así parece haber actuado el ex
presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ante el
Parlamento de Cataluña, donde se permitió abroncar al propio
Parlamento, afirmando, jurando y perjurando que él no ha
sido corrupto.
De momento, mientras no actúe la Justicia y sentencie lo que
tenga que sentenciar, Jordi Pujol, ya que en Cataluña está
prohibida la fiesta de los toros, sale a hombros, por la
puerta grande, y con la advertencia a los demás de que él
puede hablar. ¡¡Que hable!!.
Pero a partir de ahora ya están tardando los ex presidentes
del Gobierno de España, Felipe González y José María Aznar,
en hablar y decir todo lo que sepan que ellos “podrían”
haber tolerado o haber mirado para otro lado, cuando Pujol
controlaba todo lo que era e iba a ser Cataluña.
Nada de corrupción, nada de tratos de favor, nada de
irregularidades, vino a decir el ex honorable, mientras él
estaba en el poder, a lo largo de más de treinta años.
Ahí es nada, casi tantos años como Franco en el poder, algo
que van haciendo todos los que ocupan un cargo y pueden
mantenerlo. Aquí eso de cumplir únicamente un par de
legislaturas, tan sólo hemos conocido a Aznar.
Pero ese es otro cantar aparte, porque el ex presidente de
la Generalidad defendió, con uñas y dientes, que es lícito
el origen del dinero que ocultó fuera de España, a lo largo
de 34 años.
Y llegados a este punto, a ver quien le pone el cascabel al
gato, porque tras afirmar esto se permitió, no el lujo, sino
el lujazo de, abroncar públicamente, y muy especialmente, a
los grupos de la oposición, diciéndoles que estaban
mintiendo.
Herencias que todo el mundo desconocía eran esos dineros que
tenía, a buen recaudo, fuera de España, pero unas herencias
de un dinero generado por su padre “en sus actividades”, yo
no sé de qué tipo.
Y si hubieran sido ciertas sus afirmaciones de “no haber
sido nunca un político corrupto” o de “nunca haber cobrado
por hacer favores políticos, salvo el sueldo como
presidente”, habrá que preguntarse qué tipo de sueldo era el
que tenía, porque una acumulación de tanto dinero, a partir
de un sueldo oficial, no parece que sea lo más potable, en
ninguna de las partes del territorio español.
Y es que la herencia no era de haber estado pidiendo a las
puertas de la catedral, tras la misa mayor, porque hablar,
decir él mismo que había heredado 140 millones de pesetas
del año 1980, eso era ya una herencia que a duras penas
estaría al alcance de los Alba, por ejemplo, pero eso sí, la
culpa de todo ese montante de dinero la tenía el resto de
España, o el régimen anterior, ya que esa herencia era de su
padre “un profundo catalanista depurado en 1939”. Se
necesita tener geta.
Las cosas vistas así, y con la rapidez que actúan los
organismos competentes, en estos casos, pueden dar otros
muchos años de treguas y Jordi Pujol, posiblemente, pueda
dar cuentas “al soberano” en las alturas, antes de haberlas
podido dar en la tierra, y eso sí:”las perras no se
devuelven”.
Además de h..., además de cara y además de reírse de todos
los demás, ni el propio Pujol, ni los que estaban frente a
él pudieron llegar a decir, con exactitud, de cuanto dinero
se trataba, porque van apareciendo partidas de millones y
millones, por todas partes y nadie es capaz de hacer la suma
total. Manda huevos, que habría dicho Trillo, en su día.
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