Omar Berrada nació en 1952 en la medina de Fez, arrullado
por la música andaluza y los cantos panegíricos. Estudió
Ciencias Políticas en Rabat, amplió sus estudios en París, y
actualmente vive en Casablanca, donde dirige su propia
empresa. La escritura, la pintura y la escultura llenan sus
ocios y se rodea de melómanos y de quienes saben disfrutar
de la belleza y de la vida. Entres sus exposiciones destacan
las realizadas en Casablanca, tanto individuales como
colectivas, y otra que protagonizó en Marrakesch junto a
otros autores. También ha escrito dos novelas: Tête de
serpent (Cabeza de serpiente, publicada por la editorial
Marsam) y L’Encensoir (El incensario), nominada al premio La
Mamounia 2011.
Pregunta.- ¿Esta es la primera vez que expondrá su obra en
Ceuta?
Respuesta.- Sí, esta es la primera vez, pero he estado ya
aquí para dar a conocer mi primer libro, El Incensario.
P.- ¿Qué expectativas tiene en esta exposición después de
haber pasado por otras como Casablanca o Marrakesch?
R.- Para salir de Marruecos por primera vez, prefería una
ciudad española, sobre todo conectada con Andalucía, porque
mis orígenes son andaluces y estoy muy orgulloso de ello.
P.- ¿Cuáles son esos orígenes andaluces?
R.- Mi abuela era andaluza, de Ronda.
P.- ¿Y cuál es su relación con la cultura andaluza?
R.- El 18% de los marroquíes son arabo andaluces y muchos
españoles no lo saben. De hecho, en Marruecos tenemos una
influencia cultural andaluza ancestral de la que estamos muy
orgullos, como el caso de la música andaluza, la vestimenta,
comidas, como la paella o algunos pasteles, apellidos
marroquíes que proceden del español como Torres o Molinos.
P.- España, a su vez, también tiene una gran influencia
árabe en su cultura, ¿cree que, al contrario que en
Marruecos, los españoles sí se han olvidado de esas raíces
comunes?
R.- Sí, ese es el problema español, porque nosotros en
Marruecos estamos muy orgullosos de esa influencia. Por
ejemplo, Ceuta fue creada por una gran dinastía de Fez, los
merinides, y los vestigios están ahí.
P.- Precisamente con su arte, ¿pretende crear puentes
entre ambas culturas?
R.- Creo que mi cultura está totalmente unida a la cultura
andaluza. No obstante, el tema de la exposición, ‘Vuelo de
pájaros’, muestra como se traspasan las fronteras. Los
pájaros tienen alas, pueden circular libremente, e igual que
hay muchas gaviotas en Ceuta, las hay a diez kilómetros. A
la Ciudad Autónoma le regalé una escultura en la que también
representaba dos pájaros que se miran, uno al otro, como una
forma de amor y de interacción.
P.- ¿Los pájaros son la figura que guía toda la
exposición?
R.- El pájaro es sólo un pretexto. No hay solamente pájaros
en la exposición, sino que se encuentran formas alegóricas
de estos en un mundo imaginario en el cual yo me introduzco
que hablan de la interracción de pueblos, no solamente en la
pintura, sino también en la escultura y la escritura.
P.- ¿Dónde encuentra la inspiración?
R.- En todo. La vida es tan bella... todo es profundo y
depende de cómo se miren las cosas, se encuentra o no la
inspiración.
P.- Ceuta es la primera ciudad española donde expone,
¿tiene planes para continuar por otras ciudades?
R.- Me gustaría mucho poder hacerlo pronto.
P.- ¿Cómo definiría su relación con esta ciudad?
R.- En Fez tenemos una gran familia que se llama ‘Septi’,
las gentes de Ceuta. Gran parte de mis abuelos maternos son
de Ceuta, pero solamente tengo una relación cultural e
histórica con todo el sur de España, sino también una
relación muy poética. Por otro lado, soy miembro de la
Asociación de Amateur de Música Andaluza de Casablanca. Es
una música que se toca en el sur de España, algunos músicos
españoles o árabes, aunque la mayor parte del tiempo es
cantada en árabe. Cada año, en Fez, invitamos a españoles,
figuras del flamenco, porque consideramos que es una parte
integrante de la música andaluza. Ellos interpretan en
español y nosotros cantamos en árabe.
P.- Por último, ¿qué le diría a los ceutíes para que se
acerquen, a partir de hoy, a descubrir su exposición?
R.- Los invito a venir a reflexionar y para que vean mi
mundo imaginario, de alegorías, de sueños, de amor, y en el
que se habla de la interacción entre los pueblos. Yo no me
consideró marroquí, sino un intelectual, ciudadano del
mundo, eso sí, estoy orgullo de ser árabe andaluz y ya mi
nombre, Berrada, deja ver mis raíces.
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