Las grandes cifras sobre la trata de seres humanos con fines
de explotación sexual son escalofriantes, en el mundo y en
nuestro país. Arrojan una realidad de la violencia sobre las
mujeres insoportable, porque las dos terceras partes de las
víctimas de la trata de seres humanos son mujeres y en el
80% de los casos estamos hablando de explotación sexual.
Estamos ante un fenómeno que supone la más grave vulneración
de los derechos de las mujeres, donde se las somete con
especial crueldad, es consecuencia de la desigualdad y debe
entenderse como una manifestación –de las peores- de la
violencia de género. Por lo tanto nuestra respuesta debe ser
abordada desde las políticas de igualdad y desde un punto de
vista integral.
La feminización de la pobreza, el desempleo, la ausencia de
educación, la división sexual del trabajo son factores que
influyen directamente en las mujeres y las hacen más
vulnerables ante esta esclavitud y explotación.
Estamos ante un hecho criminal tremendamente complejo que se
da en el ámbito internacional y al que se le está dando
respuesta desde múltiples ámbitos: Naciones Unidas, la Unión
Europea, el Consejo de Europa… todos ellos han establecido
una acción mundial contra la trata basada en Convenios
internaciones, normativas y planes estratégicos.
En nuestro país la lucha contra la trata con fines de
explotación sexual tuvo su propio Plan Estratégico, puesto
en marcha por los socialistas supuso el primer instrumento
con carácter integral de nuestro país.
Un plan que presta especial atención a las víctimas, a la
persecución de traficantes y proxenetas y a las campañas de
sensibilización y que ha puesto de manifiesto la importancia
de dar abordar este problema de forma coordinada e integral
entre todas las administraciones.
Este impulso que se dio a la lucha contra la trata con fines
de explotación sexual con los gobiernos socialistas pone de
contraste el escaso interés y actividad en estos últimos
años. Son muchas las medidas que no están siendo efectivas
por esta dejadez y también por los recortes generales.
España tiene todavía un compromiso ineludible con esta
lucha, y es la trasposición efectiva de la Directiva 2011/36
de la Unión Europea, y en este Día de lucha contra esta
lacra, exigimos, como lo hemos venido haciendo, una LEY
INTEGRAL contra la trata de personas con fines de
explotación sexual, que establezca mecanismos adecuados para
la prevención, refuerce la persecución del delito de oficio
-incluido el proxenetismo aún con el consentimiento de la
víctima-, actúe evitando la publicidad de contenido sexual,
y ponga en marcha servicios y programas de protección social
y recuperación integral de las personas que han sido
explotadas. Una ley que debe incluir la necesaria la
colaboración de todas las administraciones públicas y tener
en cuenta su impacto y actuación en el ámbito internacional,
con especial atención a la cooperación con los países de
origen.
Para los y las socialistas la prevención es parte
fundamental de esta lucha. Esta prevención debe pasar por el
rechazo social a esta forma de esclavitud, a esta
vulneración de los derechos humanos. Así las políticas
públicas en materia de trata deben también contemplar la
prevención y el factor de la demanda. La trata de seres
humanos con fines de explotación sexual y la prostitución
son dos fenómenos que van unidos y no deben desvincularse.
La trata existe porque existe una gran demanda de
prostitución, porque ésta hace de la trata un negocio
altamente rentable para las mafias.
Debemos abordar abiertamente el hecho de que los contratos
tienen un límite ético en una sociedad que basa su
existencia en los derechos humanos. La prostitución no se
puede regularizar como actividad económica y mercantil bajo
el prisma de libertad del contrato entre personas puesto que
hacerlo supondría un obstáculo en la lucha contra la trata.
Si realmente queremos acabar con la explotación sexual
tenemos que acabar con la demanda y la tolerancia social.
Por estas mismas razones, insistimos también la necesidad de
prohibir los anuncios de prostitución, puesto que su
existencia normaliza una actividad que no es otra que la
esclavitud de las miles de mujeres víctimas del tráfico de
seres humanos con fines de explotación sexual.
Los y las socialistas vamos a trabajar, estamos ya
trabajando, y manifestamos nuestro compromiso firme con la
lucha contra la trata de seres humanos con fines de
explotación sexual, que no es otro compromiso que el de la
lucha por igualdad y por los derechos humanos.
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