La Reforma Fiscal supondrá que a partir del mismo 1 de
enero, todos los españoles pagarán menos impuestos, las
rentas medias pagarán especialmente menos y las rentas más
bajas dejarán de pagar por el IRPF. La rebaja media en el
IRPF para todos los españoles va a ser del 12,5% en dos
años. Hasta 1,6 millones de personas dejarán de tributar por
IRPF.
En concreto, el impuesto dejará de existir para 750.000
asalariados que ganan menos de 12.000 euros anuales y que
pasarán a cobrar su salario íntegro, sin retenciones, desde
el 1 de enero de 2015. La rebaja final media en 2016 para
los 14,4 millones de contribuyentes con rentas inferiores a
24.000 euros, que son el 72% del total, será del 23,47%.
Para las rentas inferiores a 18.000 euros, 11,6 millones de
contribuyentes, que son el 58% del total, la rebaja media
será del 31,06%
El tipo mínimo quedará en 2016 en el 19%, cinco puntos menos
de cómo lo dejó el PSOE.
¿Qué alcance tiene la reforma fiscal? La primera reforma del
IRPF realizada por el Partido Popular, en 1998, devolvió a
los bolsillos de los ciudadanos unos 5.000 millones de euros
y la del año 2000, otros 3.800 millones. Ahora, el impacto
de la nueva reforma será de 5.800 millones en apenas dos
años (más otros 3.100 a través del Impuesto de Sociedades).
Los beneficios de esta reforma fiscal son:
A partir del 1 de enero de 2015, los mínimos familiares y
los mínimos por discapacidad, que llevaban seis años
congelados, van a subir hasta un 32%.
La reforma crea nuevas ayudas a las familias numerosas, a
las familias numerosas de categoría especial y a las que
tienen a su cargo a hijos o ascendientes dependientes con
discapacidad por importe de 1.200 euros anuales.
Son ayudas acumulables para cada una de las situaciones y
que podrán cobrarse por anticipado de forma mensual. Además,
son compatibles con la ayuda para las madres trabajadoras
con hijos menores de tres años que introdujo en su momento
el Gobierno del Partido Popular.
Un total de 454.000 familias numerosas se beneficiarán de la
nueva deducción, que será doble para 17.000 de ellas que son
de categoría especial.
La deducción por hijos con discapacidad llegará a casi
250.000 familias y otras 39.000 recibirán los 1.200 euros
anuales por atender a ascendientes con discapacidad.
La progresividad fiscal se lleva a la tarifa del ahorro. Se
mantienen los tres tramos que se introdujeron en 2012 frente
al tramo único con que gravaba el PSOE tanto a los que
cobraban unos pocos euros por los intereses de sus cuentas
bancarias como a los que conseguían unos rendimientos de
decenas de miles de euros.
Las razones de esta reforma nacen para estimular la economía
y afrontar nuevos horizontes de crecimiento ycreación de
empleo.
Será el instrumento para que el año 2015 y los siguientes
ejercicios sean los que consoliden definitivamente el camino
emprendido, para que el crecimiento económico mantenga un
ritmo ascendente y la creación de puestos de trabajo se
fortalezca.
España no sólo se puede permitir una rebaja fiscal; es que,
además, la necesita. La necesita para que, al haber más
dinero circulando, aumenten la inversión y el consumo
La recuperación económica ha venido de la mano del control
del déficit y impulsado la recaudación tributaria.
Ese control de las cuentas públicas es el que permite hacer
una rebaja fiscal sin poner en riesgo el objetivo de
déficit.
La política fiscal es un arma poderosa para influir en la
economía. Pero hay que utilizarla con prudencia y en el
momento adecuado. Esta reforma no pone en peligro el Estado
de Bienestar. Garantizan su financiación. El Gobierno ha
mantenido el mismo porcentaje de gasto social sobre el PIB
que existía con el gobierno socialista.
No hay mejor política social que la que crea puestos de
trabajo para los ciudadanos.
Los efectos de la reforma del PSOE con el Gobierno de José
Luis Rodríguez Zapatero recibió en 2004 un Estado con
superávit presupuestario y una maquinaria fiscal bien
engrasada con ingresos en constante crecimiento, que
enseguida se situaron por encima del 40% del PIB.
El gobierno socialista emprendió entonces una política de
gasto público e inversiones desenfrenada y temeraria. Cuando
decidió afrontar una reforma fiscal, lo hizo en el peor
momento. Sus medidas fiscales expansivas, tomadas a
destiempo, tuvieron consecuencias devastadoras para el país.
La unión de aquellas medidas y de la temeridad
presupuestaria del Gobierno Zapatero son las responsables de
que la crisis haya sido mucho más profunda en España que en
la mayoría de los países de nuestro entorno, y que nuestra
recuperación se haya retrasado varios años.
Entre el año 2008 y el 2009, los ingresos tributarios se
desplomaron. La recaudación bajó en casi 68.000 millones de
euros, seis puntos porcentuales de PIB, mientras que en el
resto de Europa esta caída fue de sólo cuatro décimas. Es
decir, quince veces menos.
Nuestros ingresos tributarios pasaron del 41,1% del PIB en
2007 al 35,1% en 2009. En cambio, el gasto, que estaba en
torno al 38%, se desbocó hasta el 46,2% del PIB. Ese año
nuestro Producto Interior Bruto cayó un -3,8% después de
varios años de incrementos por encima del 3%.
Una parte muy importante de la pérdida de recaudación,
alrededor de 28.500 millones de euros, fue consecuencia
directa de las políticas fiscales expansivas de entonces.
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