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sucesos - JUEVES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2014


Miguel Ángel y África. reduan.

tribunales
 

Un trabajo, la clave para recuperar a sus cuatro hijos

Miguel Ángel y África buscan un empleo para poder arreglar su casa y que Menores les devuelva a sus hijos
 

CEUTA
Virginia Saura

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Miguel Ángel y África llevan un mes sin sus hijos, desde que Menores se los llevó por que entendían que los niños podían estar desamparados, y desde entonces estos padres buscan de manera urgente un trabajo que les permita tener ingresos para recuperar a los niños. La lucha de estos padres ha sido constante por mantener a sus hijos desde el momento en que le trasladaron que había una denuncia contra ellos interpuesta por el hermano de Miguel Ángel por rencillas familiares, según explica este matrimonio. No entienden los argumentos de Menores y en su defensa presentan decenas de firmas de sus vecinos, de Juan Carlos I, que los apoyan en su lucha. “Todos han firmado porque saben que tenemos bien atendidos a los niños”, cuenta Miguel Ángel, a quien la desesperación se le dibuja en la cara cuando cuenta como cada día acuden a ver a sus hijos al centro. La más pequeña nació en agosto y cuando salían del Hospital, Menores se presentó para llevársela. Ahora, África está en el centro donde los tienen cada tres horas para alimentar a la pequeña, y al resto los ve por las tardes de lunes a viernes.

Según explica este matrimonio, desde Menores les han puesto como condición para devolverles a los cuatro niños que arreglen la casa en la que viven y que tengan un empleo con el que garantizar que pueden hacer frente a los gastos que tienen sus hijos. El explica que tiene experiencia como peón de construcción y de fontanería, además de ferrallista y encofrador. Mientras, África traslada que puede trabajar como limpiadora, reponedora o cualquier tarea similar. Ganas de trabajar no les faltan, es la única oportunidad que ven para iniciar el camino que les permita recuperar a sus hijos. Y es que, vivir sin ellos se ha convertido en una pesadilla. “No se de dónde saca las fuerzas mi mujer, que cada dos horas está camino del centro para dar de comer a la pequeña y no para”, lamenta Miguel Ángel, que con esfuerzo sigue adelante, llamando a todas las puertas, incluso de la Ciudad, para encontrar una solución.
 

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