Buenos días, Ceuta.
El ambiente de la ciudad donde resido es bastante relajado,
con el mar en calma y las nubes surcando el espacio aéreo
sin amenazas preconcebidas de descargas acuosas.
No así está el ambiente político del país. Empezando por los
ministros de nuestro Gobierno.
Primero escribamos sobre Gallardón y su Ley del Aborto
descansando en un cajón. No es de recibo que este ministro
del PP amenace con dimitir si no sigue adelante la
mencionada Ley, que no es aceptada por el 80% de los propios
peperos. No es razón suficiente para hacer mutis por cuanto
este estado es democrático (¿?) y las cosas se llevan con
equidad.
Dentro de todo este batiburrillo, que ha formado las
intenciones del ministro por llevar a cabo la aprobación de
esa ley, vuelve a meterse la Iglesia. Una Iglesia que sigue
siendo tan tozuda con sus propias convicciones acerca de
seguir inmiscuyéndose en política. ¿Qué razones tienen el
presidente de la Conferencia Episcopal y sus acólitos para
incidir insistentemente en el tema? Para mí es una postura
harto machista y totalmente ilegal, anti constitucional, por
cuanto estamos en un Estado aconfesional, laico, donde la
separación del Estado y la Iglesia debe ser una realidad y
no sobre el papel y con buenas o malas intenciones.
Si un sector de la ciudadanía española, influenciado por el
Vaticano, decide en un momento de su vida cerrar el grifo de
la misma para siempre, léase no hacer el amor ni
imaginándolo, porque imaginariamente y supuestamente el
mismo Jesucristo les prohíbe mantener relaciones carnales,
sexuales quiero decir, con las mujeres…, ni siquiera que
entren en la curia. Las prefieren como esclavas en un
supuesto amor a Dios pero que les sirvan el desayuno
puntualmente.
¿Quiénes son esos para imponer condiciones a las mujeres?
¿Quiénes son esos insistiendo en que el Gobierno tiene que
cumplir las leyes, si no está aprobada la ley que persiguen
hacerla vigente ya?
¿Quiénes son esos en que el Gobierno tiene que cumplir sus
promesas cuando ni siquiera ha cumplido la de respetar a los
pensionistas y a la sanidad, entre otras?
Nosotros respetamos a los curas, que ellos nos respeten a
nosotros. Nosotros no nos metemos en las cosas de la Iglesia
ni damos hostias por ello, que ellos dejen de meterse en la
política y dejen de soltar hostias no sagradas.
Dedíquense a lo suyo, padres de la Iglesia, que es
apostólica y romana, y déjenos tranquilos con nuestros tiki-taka.
Hay por ahí, por el mundo mundial, muchos temas que os
incumbe y sin embargo os lo pasáis por el forro de vuestras
sotanas.El segundo tema, el del ministro Margallo, el de
Exteriores, al que solo le falta pedir a sus compañeros de
Interior y de Defensa que saquen los coches ‘bomba de agua’
y los tanques a la calle.
La amenaza de suspender la autonomía de Catalunya ha sentado
como un tiro en el ámbito democrático y levanta a ese
fantasma largo tiempo enterrado. Menos mal que Rajoy ha
marcado distancias y ello ha llevado el ministro Margallo a
matizar sus palabras, como siempre hacen los peperos cuando
meten la pata. Sigo sin comprender el por qué de la
insistencia en llamar “referéndum por la Independencia” lo
que se va a celebrar el próximo 9-N. Repito, nunca he oído
ni leído que Mas haya mencionado la celebración de un
referéndum. Lo más en que insiste Mas es en una consulta y
esta consulta no está tipificada en la Constitución como
algo que se pueda prohibir o que sea ilegal. ¿Estamos?
Pero los torticeros manejos de los jugadores faroleros del
PP hacen creer a los demás ciudadanos que los catalanes
independentistas quieren celebrar el susodicho referéndum
inexistente. En todo caso, la consulta abrirá o no una
hipotética puerta para, en un futuro que creo lejano, se
consiga hacer el pretendido referéndum. Pero esto es otra
historia. ¡Joder, qué lío he organizado!
En fin, la vida sigue y yo también, con la mollera llena de
paparruchas evangélicas.
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