La claridad siempre debe ser
meridiana y especialmente cuando los asuntos a tratar son de
gran relevancia, de ahí que cuando entra en juego la
ambigüedad o la falta de claridad en cualquier asunto
comienzan a surgir los problemas que finalmente
prácticamente se hacen insalvables. Algo parecido podría
decirse con la situación generada tras la decisión de un
juez de Melilla al imputar al jefe de la Guardia Civil de la
ciudad hermana por las conocidas como “expulsiones en
caliente” de inmigrantes que intentan acceder de forma
ilegal a territorio español, provenientes desde Marruecos.
Al parecer la ambigüedad existente en la ley, que permite
interpretaciones, así como la ambigüedad existente en si es
o no territorio español la zona ubicada entre ambas vallas
de la frontera de Melilla está llevando a enfrentamientos y
decenas de tiras y aflojas entre todas las partes
implicadas, las cuales, en un ejercicio de reflexión y
madurez deberían, antes de emprender cualquier tipo de
acción, mantener una reunión en la que quedaran
perfectamente aclarados y fijados todos los parámetros que
al parecer están provocando que se genere esta situación que
afecta, especialmente, a los profesionales del cuerpo de la
Guardia Civil, y no dar pie a que todo ello comience a
desembocar en un posible circo de manifestaciones y
consideraciones encontradas que lo único que conseguirán es
enredar aún más la situación sin ofrecer ningún tipo de
solución a la problemática generada. No debería tan difícil,
escuchar lo que desde hace tiempo vienen reclamando los
profesionales que a diario tienen que luchar contra la
inmigración ilegal y lograr redactar un protocolo
perfectamente detallado sobre la actuación que se debe
desempeñar para según que casos, con el fin de evitar todos
estos desagradables episodios.
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