A la taurina hora de las 5 de la
tarde, del pasado martes, 9 de septiembre, la alcaldesa de
Madrid del Partido Popular, Ana Botella, convocó a los
medios de comunicación, no en el Museo del Prado ni en Las
Ventas sino en el Ayuntamiento, anunciando que no
concurriría a las elecciones municipales a celebrar el
próximo año.
La susodicha mediocre política, alcanzó dicho puesto hace
unos tres años por la puerta de atrás gracias a la renuncia
de Gallardón, actual ministro de Justicia. Siendo arropada
por su marido, el expresidente del Gobierno por el PP, José
María Aznar; y por un exiguo grupo de afines procedentes de
la rancia derecha.
El anuncio de la Botella provocó muchas reacciones, siendo
algunas pocas favorables procedentes de su partido. Pero,
sin embargo, la oposición política y la ciudadanía
madrileña… cargaron duramente contra ella, por su manifiesta
ineptitud demostrada durante su mandato. Porque en el último
trienio, esta señora como alcaldesa de la capital española,
no estuvo a la altura que su cargo requiere, al ocurrir
hechos de mucha trascendencia que caló en la sociedad, como
fue la tragedia del Madrid Arena, donde murieron cinco
jóvenes, mientras ella permanecía en un spa de un hotel de
lujo de Portugal, disfrutando de las mieles de sus alforjas
y telas.
También colea el ridículo que hizo representando a la
delegación de la candidatura española olímpica, con su
célebre frase del “relaxing cup of café con leche”,
pronunciada en inglés del barrio de La Latina. Y lo poco
eficiente que fue en la huelga de basura de los empleados de
limpieza a finales de 2013. Tema aún candente, porque la
capital de los reinos borbónicos está más sucia que nunca,
esperándose un invierno caliente. No habiendo, tampoco, la
Botella, dado la respuesta apropiada, sobre las caídas de
árboles en el parque de ‘El Retiro’ y en otros lugares
madrileños, provocando muertes y lesiones a ciudadanos
viandantes.
Siendo vergonzoso e indignante que, doña Botella, no tuviera
el más mínimo recuerdo, hacia la última victima por la caída
de una rama, varias horas antes de anunciar en rueda de
prensa, que no concurriría a las elecciones. Pero sí dijo
que se marchaba con el deber cumplido, aunque con la
intención de terminar la legislatura.
Un estribillo de una letra dice que “vale quien sirve y
servir es un honor”. Por ello, creo que, al ser tan
medallita religiosa su compañero de partido, el actual
ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, la podría su
partido condecorar con la “Gaviota de Oro del PP”, para
premiar sus servicios prestados a la doctrina política de su
formación. Porque quiere seguir ligada al PP, como lo está
de forma vitalicia su atila esposo, Jose María Aznar.
Esta señora, más sola que la una, no por casualidad convocó
esa rueda de prensa con carácter de urgencias. Porque su
partido está nervioso y está moviendo fichas a los pocos
días de iniciarse el nuevo curso político, como
consecuencias de que la sociedad progresista española está
perdiendo el miedo, y desea acabar con la arbitraria
oligarquía política del PP y del PSOE, que tanto daño le han
hecho al pueblo honrado, contribuyente y trabajador en este
periodo constituyente. Por ello, la regeneración política no
es realizable por parte de estas dos formaciones, plagadas
de barones henchidos de privilegios, y de ejemplares
parasitarios dormitando en las instituciones, mientras
millones de españoles pasan hambre.
Es evidente, que el PP de Rajoy, está engrasando su rodillo
inquisidor para imponerlo en la próxima elección de
alcaldes, por temor a perder muchas alcaldías. No valiéndole
Ana Botella como candidata para Madrid, oyéndose nombres
para ocupar ese puesto, como los de Soraya Sáenz de
Santamaría, Cristina Cifuentes o el de Esperanza Aguirre.
Política, esta última, la que está inmersa en un presunto
delito, como consecuencias de su incidente de circulación
con una patrulla de Policía Local de Madrid. Ciudadana que
presiona al juez que la imputa de presunto delito.
Declarando que, en otro caso peor al suyo, ese juez lo
consideró como falta.
Para mí, esta España cañí, ha sido desde tiempos remotos, de
enormes desalmados políticos… Habiendo quedado más que
demostrado, en determinados hechos que, las formaciones
españolistas del PP y del PSOE con sus palmeros a derecha e
izquierda, dejan mucho que desear como demócratas. No
valiéndome la urgencia que emplean para resolver algunos
asuntos, con actitudes propias de autoritarismos alejados a
la democracia y a la transparencia... Como ocurriera cuando
nos colocaron recientemente al nuevo monarca Felipe VI, o en
la última reforma express que hicieron de la Constitución.
Pero no la reforman con la misma celeridad, para que exista
total igualdad entre la mujer y el hombre, como ha ocurrido
en la sucesión de la Corona española…
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