Un inspector de la policía marroquí lleva encerrado en la
prisión de Ceuta desde el pasado día 6 de febrero, después
de que fuera detenido en la frontera con droga en el
vehículo que conducía. Tal y como recoge ‘El Mundo’ la
Guardia Civil recibió un chivatazo alertándola de que el 6
de febrero, un coche de tal marca y con tal matrícula
cruzaría la frontera del Tarajal, entre Ceuta y Marruecos,
con droga a bordo, y a última hora de la tarde surgió el
vehículo anunciado y los agentes le dieron el alto.
Cual no fue su sorpresa cuando, al volante, vieron a Mourad
T., de 36 años, inspector des Renseignements Généraux, el
equivalente marroquí de la Comisaría General de Información
de la Policía, al que conocían muy bien porque estaba
destinado en la adyacente provincia de Tetuán y cruzaba a
diario la frontera sin que le pararan. Su mujer y sus dos
hijos residen legalmente en Ceuta, donde él solía pernoctar.
Registraron el automóvil, donde hallaron nada menos que 185
kilos de hachís que, en la Península, pueden llegar a valer
hasta 277.000 euros. Engrilletaron al inspector y lo
condujeron ante el juez, que lo imputó por un delito contra
la salud pública y decretó su ingreso en prisión. “Lleva
siete meses encarcelado y no ceja de clamar su inocencia”,
asegura su abogado ceutí, Abselam Abderrahaman.
La detención del inspector desencadenó a su vez una
investigación en Marruecos de cuyos resultados no se sabe
nada en Ceuta, excepto que un importante jefe policial de
Tetuán ha sido apartado del cargo. Entre los policías y
aduaneros españoles adscritos a la frontera también suscitó
cierta incomodidad este arresto.
Veinticuatro horas después de la detención de Mourad T., se
presentó en el cuartel de la Guardia Civil Hadú Youssef L.,
de 28 años, primo del inspector. Allí contó que la droga era
suya y que la colocó en el coche del inspector porque sabía
que no se le paraba en la frontera. Mientras viajaba con él
hacia Ceuta, recibió una llamada indicándole que había
controles en el Tarajal, por lo que decidió apearse, so
pretexto de que debía regresar a Tetuán. Por tanto, dejó
solo a su primo con el cargamento. El juez lo mandó a
prisión, pero no eximió de culpa al inspector.
Posteriormente, otro familiar de 73 años y con antecedentes
penales también aseguró que la droga era suya y que el
inspector era inocente, pero a la hora de ratificarse ante
el juez se desdijo por lo que el inspector continúa todavía
en prisión.
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